Cuando me preguntas qué he hecho...

Mayo del 2024

Cada proceso es diferente pero a veces hay experiencias que ayudan

Vivir un diagnóstico de cáncer es complicado para todo el mundo.  Todos los procesos son distintos aunque se pasen por protocolos parecidos. Los protocolos son sistemas que se crearon para optimizar resultados basados en estadísticas donde  A + B = C pero en muchas ocasiones, vemos que esto no es así, pues la parte "objetiva" de un diagnóstico está acompañada de muchas otras variables menos cuantificables y no por ello, menos importantes e influyentes. Un ser humano no puede ser tan solo una enfermedad, todo su entorno, vivencias y hábitos de vida se solapan haciendo que cada proceso sea diferente. 

  • Zona afectada
  • Tipo de tumor
  • Recursos del sistema de salud y tipo de profesionales con los que tengamos que tratar (+/- empatía). Link crítica sistema de salud.
  • Entorno de la persona diagnosticada (material, social...)
  • Carácter de la persona diagnosticada 
  • Recursos económicos 
  • Recursos psicoemocionales
  • Nivel de autoconocimiento
  • Concepción de la muerte
  • Espiritualidad
  • Nivel de proactividad e inquietud (diagnosticado o entorno más cercano)
  • Visión del propio proceso (como víctima, como una oportunidad...)
  • Hábitos de salud
  • Punto de partida

...

En esta lista sólo hay un pequeño ejemplo de algunas de las cosas que hacen único un diagnóstico de cáncer y todo el camino hacia la sanación. 

No existe respuesta para entender ¿por qué personas con un cáncer terminal sobreviven fuera de todo pronóstico y otras con un diagnóstico dentro del control acaban muriendo? Está claro que aún no hay un sistema, por mucho que haya mejorado la medicina, de cura universal e infalible para todo el mundo. Esto también demuestra que son procesos únicos y multicausales. 

Quienes hayáis llegado hasta aquí os preguntaréis qué sentido tiene este escrito tan generalista y hasta poco motivador. Pues, es un intento de responder a las personas que en ocasiones me preguntan que hice para que lleve 5 años en remisión ante un pronóstico terminal. Cuando me paro a pensarlo, siento dentro de mi pecho una emoción absoluta de agradecimiento a la vida por esta nueva oportunidad pero dentro de que toque muchas teclas, hice muchísimas terapias, dietas, tratamientos, etc. no puedo decir que teclas funcionaron y cuales no. 

PRIMERA ETAPA

Durante los 3 años que estuve enferma pasé por diferentes maneras de vivir el diagnóstico. Comencé muy asustada (el miedo es compañero de viaje y aún por momentos me saluda, creo que es algo inevitable que hay que aprender a aceptar). Por suerte, dentro de mi entorno contaba con personas muy proactivas que me ayudaron y me mostraron opciones alternativas para acompañar el planning médico. Mi primera opción fue comenzar con un amigo psiconeuroinmunólogo  que me enseñó a nutrirme a través de la adopción de una alimentación saludable acompañada de los complementos que creía necesarios. Esta opción me empoderó muchísimo y me hizo sentirme super poderosa, además de sobrellevar bastante bien la primera intervención y los posteriores tratamientos (quimio, radio, braquiterapia). Cuando finalicé todo el protocolo médico sentí que ya se había terminado, que con todos los cambios de hábitos y ese aumento de autoconciencia, lo había superado, que no iba a volver porque me encontraba fenomenal, estaba radiante y con muchas ganas de crear algún proyecto de ayuda a otras personas. Lo cierto es que no había salido del proceso y ya estaba mirando hacia fuera, a ver que podía ofrecer a los demás (esa inquietud queda reflejada en algunos de los post de este blog). No es que piense que estuviera mal, pero está claro, que no era lo que yo necesitaba. Ahora pienso que en mi caso, necesitaba mucho más tiempo en cultivar amor hacia mi misma antes de intentar salvar a los demás (patrón que arrastraba desde siempre). Al mismo tiempo, busqué apoyo de una asociación de Barcelona llamada Canvi (cáncer y vida) donde conocí muchas personas, me ofrecieron terapias alternativas y una visión del diagnóstico como oportunidad de cambio y autoconocimiento (en el blog hay una entrevista al director de la asociación).  Esta sería la primera fase de mi proceso destacando:


SEGUNDA ETAPA

Seis meses después de terminar todos los tratamientos me diagnostican una recidiva y entré en negación total. Realmente creía (siempre con miedo interno) que no podía ser, que me encontraba mucho mejor que antes del primer diagnóstico, que había sido super disciplinada con mi dieta y los complementos, además de hacer muchas reflexiones sobre mi vida y por qué me había pasado todo esto. Comencé una terapia alternativa que me dió esperanzas (Biomagnetismo) y alargué todo lo que pude el diagnóstico concreto, que llegó tras una laparoscopia 3 meses después:  carcitomatosis peritoneal por gran parte del abdomen.  Ante las opciones que me ofrecía la medicina convencional (sólo quimio paliativa) me cerré en banda, y ante la pérdida de control comencé a buscar otras opciones donde agarrarme. Comencé la dieta cetogénica, hipertermia y quimio metronómica con un oncólogo privado y se lo planteé a la oncóloga que me lleva aún en el Clinic de Barcelona y quedamos que cada 15 días me haría un seguimiento. A la vez, seguía con Biomagnetismo 2 veces por semana y con otro terapeuta con el que hacia la Indiva una vez a la semana. Por el camino seguro que probé alguna que otra terapia de manera esporádica, todo era poco en la búsqueda de mantener "el control" y la sensación de que estaba yendo hacia la sanación desde la rebeldía y la esperanza de que hay otras opciones. Esta segunda fase duró unos 6 meses y ahora desde la distancia soy consciente del miedo que pasé al quedarme al margen de la medicina convencional. Por otro lado, la búsqueda incesante de soluciones me llevó a encontrar información muy valiosa que sin este proceso personal quizás no hubiese llegado, la posibilidad de operarme en otro hospital  por el equipo del doctor Barrios, especialistas en la realización de la HIPEC. Asimismo, el exceso de estímulos que le dí a mi cuerpo con tantas terapias diferentes y el ir de un lado para el otro sin parar, creo que no le benefició sino, más bien, lo agotó y aceleró el avance de la enfermedad. Del mismo modo, hice cosas por miedo y búsqueda de control, más que por convencimiento. Hoy sé, que al alma, no se la puede engañar. Por ello, es importante ser coherente con lo que sentimos y lo que nos trasmite nuestro cuerpo. Si algo no nos resuena, hay que dejarlo y no hacerlo por el temor absoluto que tenemos a morir. La búsqueda de supervivencia es algo instintivo y es muy lógico que entremos en barrena ante desafíos de este tipo, pero también es un proceso para aprender a aceptar.

Elementos que destacan de la fase 2:

  • Diagnóstico recidiva
  • Fase de negación de la realidad
  • Inicio Biomagnetismo
  • Después de diversas pruebas. Laparoscopia diagnóstica: Carcitomatosis peritoneal
  • Rechazo opciones desde el equipo del Clinic (la misma quimio que ya había realizado sin buen resultado). 
  • Búsqueda continua de control que me genera bastante estrés
  • Inicio de protocolo oncológico alternativo: dieta cetogénica, hipertermia y quimio metronómica
  • Inicio terapia Indiva.
  • Segunda opinión con el equipo del doctor Barrios (HIPEC). Lo dejo parado pues me dicen de hacer quimio.
  • Investigación continua de búsqueda de opciones, descubrimiento de Cáncer integral y Oncotermia. 
  • Comienzo de dolor abdominal y pérdida continua de peso.
  • Dolor sospechoso en una pierna 
  • Ascitis abdominal 
Enlaces de interés:



TERCERA ETAPA

A mediados de julio del 2017 comencé a sentirme realmente mal. A la vez que mi abdomen se iba hinchando mi cuerpo iba perdiendo peso, fortaleza. En cuestión de pocos días pegué un bajón impresionante. Dentro de este proceso y aún yendo con un montón de terapeutas, me sentí muy sola. Quizás esperaba que fueran ellos los que me dijeran que hacer, pues la cosa no pintaba muy bien y no me sentía demasiado respaldada. Por primera vez,  fui  realmente consciente de la gravedad de la situación, que al final, es una quien debe tomar las decisiones y la toma de consciencia. Dejé todas las terapias que estaba realizando y tomé la decisión de intentar que me operaran en el Broggi el equipo del doctor Barrios. Para ello, retomé la única opción que me quedaba, comenzar un tratamiento de quimioterapia. Como en ese momento estaba muy debilitada, busqué ayuda externa para acompañar este tratamiento, creo que sin está opción no sé si lo hubiera soportado. En esos momentos, que parece que el tiempo juega en tu contra fue cuando algo me hizo clic, supe que aunque necesitaba ayuda complementaria, no me serviría cualquier cosa, y ante todo, debía resonar con mi alma. Cogí cita en las dos clínicas que sentía me podían ayudar, Oncotermia y Natalia Eres. Los primeros días tras estos cambios fueron muy duros, cada día estaba peor y cada pocos días tenía que ir de urgencias a quitarme el líquido abdominal pues me impedía hasta respirar. Finalmente, de las dos clínicas fluyo la que realizan la Oncotermia (tratamiento que desde el principio me había resonado mucho pero que lo descarté por el precio elevado que tiene). La primera sesión de quimio fue horrible, de base estaba tan mal y tenía tanto dolor continuo que fue en esos momentos cuando me dí cuenta que me estaba muriendo y dejé de luchar, de estar a la defensiva. Entre quimio y quimio (21 días), realizaba visitas continuas a la clínica privada para realizar varios tratamientos (sesiones de oncotermia combinadas con suero de vitamina C, aparatos anti-inflamatorios en el intento de disminuir el dolor, dieta y complementación- que no podía seguir demasiado pues podía comer muy poco-). Fue en esos momentos cuando descubrí la gran sabiduría de nuestro cuerpo y como pide lo que necesita. El día que me sacaban el líquido abdominal tras unas horas donde mi aparato digestivo se relajaba y comenzaba a tener apetito, aprovechaba  para comer lo que el mismo me pedía, muchas veces era tortilla francesa con queso y pan con tomate, otras, puré de patatas casero, otras, curiosamente, pizza. Como veis, no son cosas excesivamente saludables desde una visión de buenos hábitos, pero a mí me sentaban fenomenal y mi cuerpo las acogía con mucho gusto y amor. Con esto aprendí a soltar el control y a confiar en mi cuerpo. Desde el inicio la quimio estaba teniendo buenos resultados pues los marcadores iban descendiendo y fue tras la segunda sesión cuando la ascitis dejó de aparecer, unas siete semanas después. A partir de ese momento, al poder comer mejor, comencé a ganar poco a poco peso y a recuperar la energía ¡qué maravillosa sensación!.  El primer día que pude salir a dar un paseo lo recuerdo con gran emoción. Qué fortaleza que tiene el cuerpo humano y como nos agarramos a la vida. Las primeras semanas fueron las más difíciles de mi vida, no porque pensara que me moría, sino por el tormento de tener una existencia llena de dolor y sufrimiento, no sólo mío, también de quien estaba a mi lado. Con ayuda de medicación paliativa y el efecto positivo de todos los tratamientos, comenzó una etapa de mejoría y esperanza. Cualquier cosa y momento era de disfrute y agradecimiento, ya no me planteaba otra cosa que disfrutar del día a día con calma y sin esa prisa que siempre acompaña a estos procesos, sabía que lo que tuviera que ser, sería y que mejor que disfrutar de las pequeñas cosas sin expectativas. Era la primera vez que sentí que había tomado unas decisiones y me estaba dejando llevar, creo que la tranquilidad que me daba esta situación, fue de gran ayuda para mi sanación. Tras la cuarta sesión de quimio tuve que parar el tratamiento para que me pudieran hacer una laparoscopia diagnóstica en el hospital del broggi y decidir si era apta para pasar por quirófano. Ese día fue mágico, recuerdo como al explicarles a las enfermeras que estaba pendiente de poder operarme con el doctor Barrios, todas me decían que ese hombre era un dios, pues había salvado a muchas personas en situaciones como la mía. Recuerdo lo contenta que me fuí y con una sensación de plenitud. Me confirmaron que se me realizaría la operación, la HIPEC pero la operación no fue inmediata pues me pilló con las navidades de por medio.
Las semanas iban pasando y nuestros ahorros fueron menguando a una velocidad de vértigo. La verdad es que los tratamientos alternativos me estaban ayudando muchísimo a sobrellevar todo ese proceso hasta la operación pero el hecho de esperar ocho semanas tras la laparoscopia se nos hizo algo difícil y sino llega a ser por la solidaridad y empatía de la recaudación que gestionaron unas amigas, no hubiera podido continuar con la clínica privada. Por un lado, me sentí muy respaldada por muchas personas pero también criticada por otras que no entendían como nos habíamos gastado tanto dinero en terapias alternativas. A veces pienso que a nivel inconsciente necesitaba darme valor de alguna manera y lo hice así, pero realmente, me fue muy bien, la cuestión es que aguante hasta llegar  a la operación y tras ella, también me sirvió para recuperarme tras una intervención durísima. 
Esta etapa fue momentos de cambio total de la percepción de la realidad, mi realidad. En esta fase destacaría:
  • Solo una misma puede tomar las decisiones que necesita
  • Conexión con el instinto, el alma y el cuerpo habla, se comunican
  • Aceptación de la realidad 
  • Valoración del presente
  • Huida de dogmatismos
  • Solo nos podemos "salvar" nosotros
  • Aprender a dejarse llevar y cuidar
  • Existe la magia y los milagros
  • Todos los procesos vitales son nuestros aunque estemos acompañados
Link de interés: 

Poder realizarme la HIPEC fue toda una suerte porque además, tuve como cirujano al maravilloso doctor Barrios que realmente hizo un milagro. El despertar fue durísimo y un proceso muy extraño. Tenía la sensación clara de que mi cuerpo estaba dividido. Por un lado, un cuerpo apalizado que necesitaba recuperarse poco a poco de la larga intervención, además de aceptar y adaptarse a todas las ausencias con las que se encontró. Por otro lado, una mente activa en comunicación continua con lo que podemos llamar alma, espíritu, o como cada uno lo entendáis. Mi mente intentaba serenar al alma que era como un león atrapado en un cuerpo sin energías, hecho polvo. Ese león se agitaba, gritaba, no me dejaba descansar ni tener esa paz que tanto anhelaba, mientras mi mente decía: "Ahora no hace falta hacer nada, solo recuperarse con paciencia y cariño" pero ese animal inquieto estaba demasiado enfadado, dolido como para parar. Fueron unos días muy duros de disociación de mi todo. Finalmente tuve que pedir ayuda médica pues era una situación que me desbordó por completo. Por lo visto, es algo normal que tras un periodo de tanta tensión e incertidumbre, varios tratamientos y la ultima intervención tan larga e intensa,  la mente entre shock y haya periodos de ansiedad postraumática brutales. Fue un momento de transición tanto física como espiritual. 

Para finalizar, he sentido la necesidad de escribir este post para todas las personas que por la cuestión que sea llegáis a mí con preguntas y llenos de dudas. Me alegra que mi historia pueda servir de esperanza a quienes están pasando momentos complicados, sigo pensando que los milagros existen pero no te voy a pedir que vayas a buscarlo, pues el te encontrará a ti, pues tú eres el propio milagro. 
Este blog está compuesto por todas las cosas que fui viviendo, lo forman escritos de todo tipo y múltiples informaciones que pienso pueden ser de utilidad y sigo actualizando.  




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