Cancér y alimentación: Recomendación de libros



22 de septiembre del 2015

PAUTAS DE ALIMENTACIÓN BASADAS EN MI EXPERIENCIA

Los últimos cinco años fueron marcados por una tendencia de mi cuerpo a coger kilos. Los hábitos conducidos por el placer de comer y probar los delicatessen de moda, acompañados de un buen vinito un día sí y otro también, no ayudan a mantener un peso ideal y lo más importante, una salud óptima. Pero el problema no es el disfrutar de la vida y las cosas riquísimas que te ofrece, es la dinámica ansiosa en la que me movía. Ya sea por puro estrés o por intentar evadirme de las obligaciones diarias me vi conducida a entrar en una espiral de "exceso" y culpabilidad.
Mis amigos, cuando lo comento, me dicen que soy demasiado dura, que exagero. No es una cuestión de juicio, es ser conscientes del porqué de las cosas. Una vez más dejé de escuchar las señales de mi cuerpo. Me dí cuenta el otro día, ojeando unas fotos donde encontré unas de la última excursión a la montaña que hice en mayo. Aluciné al ver lo hinchada que estaba. No era una cuestión de inicio de obesidad, sino una sensación de estar como un globo.
El diagnóstico de la enfermedad supuso el iniciar una vida mucho más saludable, con menos ansiedad. No significa que si un día me apetece darme un capricho no lo haga, pero sí ser conscientes de la importancia de lo que comemos y sobre todo, de cómo lo comemos.
El inicio de las alertas en relación a la necesidad de un cambio en nutrición fue durante el viaje a Tailandia en agosto del 2014. Inesperadamente comencé a tener unos dolores en mis tobillos, en concreto en los tendones de Aquiles que me dejaban sin poder andar.
Cuando regresé a Barcelona del viaje, visité en su consulta a un amigo fisioterapeuta que acompañaba los tratamientos con asesoramiento en alimentación, en concreto, con nutrición ortomolecular. El día de la visita me estuvo explicando lo importante que es alcalinizar nuestras células mediante una alimentación sana y equilibrada, y una actitud ante la vida activa pero más relajada. Me comentó que mi dolencia era consecuencia de una alta acidez muscular. El tendón de Aquiles es lo último que se depura por la dificultad añadida de la circulación de retorno y es claro síntoma de necesidad de cambios en los hábitos.
Me dio unas pautas básicas con las cuales se mejoraría el funcionamiento del intestino y con ello, mejoraría mi sistema inmunológico, a parte de alcalinizar mi cuerpo y así, mejorar todas sus funciones.
Para poder entender bien la idea de alcalinizar y su relación con el cáncer, os dejo un vídeo del Doctor Martí Bosch donde su explicación es muy reveladorahttps://www.youtube.com/watch?v=IMNbLqqMJ60

Después de la visita, comencé a introducir en todas las comidas como plato principal diferentes verduras o frutas. Dejé de tomar pasta de trigo; los cereales y el pan siempre los tomaba integrales. Eliminé por completo la toma de leche y yogures. También me tomaba en ayunas agua con el zumo de medio limón para activar el metabolismo. Mi cuerpo experimentó una mejora en la digestión pero el tema de perder peso aún no acaba de materializarse. Seguía con mis dulces, embutidos, tapitas, cervecitas, copitas de vino,  etc., demasiadas calorías en pocas tomas. Y sobre todo, con cierta resistencia a cambiar de forma más radical mis hábitos. Para mejorar, la balanza tiene que caer hacia el lado de lo saludable.

Una vez diagnosticada y pasada la parálisis inicial, comencé a investigar y lo primero que me llegó fue el libro de Cala H. Cervera. De lectura fácil, se entiende muy bien en que consiste la nutrición ortomolecular. Al leerlo, me di cuenta de lo importante que son ciertos alimentos tanto para prevenir como para fomentar ciertas enfermedades. Sobre todo en lo relacionado al cáncer.

A los poco días había quedado de nuevo con mi amigo Aitor, el fisioterapeuta experto en nutrición y, tras varias horas de charla, dispuse de toda una serie de pautas adecuadas para alcalinizar mi cuerpo y así, intentar ganar terreno a la enfermedad.



Las pautas fueron las siguientes:

Hacer tres comidas: desayuno, merienda y cena. En el caso de sentir hambre entre horas comer fruta o frutos secos.

ALIMENTOS A EVITAR
  • Nada de consumo de azúcar refinado. Lo que significa despedirse de los dulces y todo lo que lleve azúcar, que no son pocas cosas.
  • Nada de trigo y derivados del mismo.
  • Nada de lácteos y derivados.
  • Evitar grasas saturadas.
  • Carnes rojas.
  • Poca sal.
ALIMENTOS DE PREFERENCIA
  • Intentar comer carnes blancas ecológicas.
  • Preferencia en comer pescado de tamaño pequeño.
  • En todas las comidas dar prioridad al consumo de vegetales de diferentes colores tanto a la plancha, al vapor, hervidos o crudos. La cebolla y el ajo deben contemplarse en la mayoría da las comidas.
  • Consumo de frutas de la época. Mejor en piezas que en zumos.
  • Consumo de cereales integrales. Arroz, quinoa, trigo sarraceno. 
  • Consumo de huevos de granja.
  • Semillas de lino y sésamo trituradas. Para zumos y ensaladas por su alto contenido en omega 3. 
  • Cúrcuma junto a la pimienta negra. 
  • Té verde.
COMPLEMENTACIÓN
  • Probiótico
  • Glutamina en polvo
  • Agua de mar
Comencé la dieta enseguida. Centré mi esperanza en cuidarme y según como puse conciencia a lo que comía me fui sintiendo mucho mejor. En el plazo de tres semanas, mi cuerpo se desinfló y perdí 5 quilos. Era algo increíble, tanto, que hasta me preocupé y lo comenté con Aitor. Él, relajado, me dijo "que si lo había perdido, es que mi cuerpo no lo necesitaba". Lo cierto es que me encontraba bien, no pasaba hambre, pues comía las cantidades que me apetecían y con un poco de imaginación salían platos riquísimos y ante todo, muy sanos.

No dejé de investigar y acompañé este proceso con otro libro llamado Anticáncer que me ayudó muchísimo a seguir entendiendo todo lo que podemos hacer para luchar contra esta dichosa enfermedad.
Sigo pensando que algo ha tenido que influir la alimentación con el hecho de que mis tumores estuvieran más localizados y que todo saliera tan bien.
Una vez operada, me puse en contacto con una doctora que es especialista en tratar a personas afectadas mediante medicina natural. Se llama Isabel Cusó y si os interesa hay infinidad de vídeos en youtube. Lo cierto es que la señora es de lo más vital y optimista, merece la pena escucharla hablar.
De esa visita me lleve un botiquín entero de remedios naturales que la verdad, me sientan muy bien y no tienen ningún efecto secundario. La graviola como antitumoral, la Boswellia como antiinflamatorio, el bitter sueco para ayudar a regular el organismo, magnesio para los huesos y músculos, las diatomeas para posibles parásitos y el MMS como componente alcalinizador.
En la actualidad, con diez quilos menos,  sigo con mi dieta y he recuperado las energías. Acompaño mi alimentación de los complementos necesarios, todos ellos naturales y tengo fe absoluta en que somos lo que comemos.

RECETA LICUADO  VITALIZANTE-ALCALINIZANTE


Este zumo es vitalizante y ayuda tanto al tracto digestivo, como a mejorar niveles de colesterol y mejorar los problemas de anemia.

Poner en el recipiente de la batidora lo siguiente:

  • Una rama de apio a trozos
  • Un tercio de remolacha fresca
  • Un puñado de espinacas frescas
  • Zumo de medio limón
  • 200 ml de agua
  • Un trozo de jenjibre
Triturar estos ingredientes y pasar por el chino intentando aprovechar el máximo de zumo posible.
Volver a poner en un recipiente para la batidora y añadir lo siguiente:

  • Fruta de temporada. Yo ahora pongo normalmente un kiwi pero también ciruelas, manzana, pera, etc.
  • Una cucharada sopera de Semillas de lino trituradas con anterioridad. Yo las tengo en un tapper en el congelador y así, mantienen todo su omega3.
  • Una cucharada de postre de moringa en polvo. 
Este último proceso es importante para que el zumo disponga de fibra y el nivel glucémico en sangre sea más bajo y facilite el transito intestinal.
A mi me sienta divino y me ayuda a sobrellevar mucho mejor este proceso. Os invito a probarlo y también a investigar con las diversas verduras y frutas que hay en el mercado, todo bueno. 







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