Una HISTORIA que podría haber sido diferente

13 de noviembre del 2015

Crítica al sistema de salud

Desde que me diagnosticaron el cáncer había dejado este tema apartado pues lo prioritario ahora es mi salud, el recuperarme del todo y normalizar mi vida.  Pero ayer tuve una visita de control en la seguridad social que me hizo pensar que mi experiencia tiene que ser pública, y no escribo desde la rabia, sino desde la búsqueda de que hay cosas que no se deberían repetir.
Hoy he estado mirando la Asociación de cáncer de ovarios y te encuentras con testimonios de hijas y maridos que han perdido algún familiar. El cáncer de ovarios, llamado la muerte silenciosa es muy peligroso, pues no tiene casi síntomas y cuando se diagnostica, en muchas ocasiones hay metástasis y es muy tarde. Por fortuna, aun lo que voy a contar,  a mí me pillaron a tiempo y mis tumores estaban bien localizados, lo que ha llevado a una operación exitosa y un posterior tratamiento de prevención.

Cuando cumplí los 38 años mi pareja Miquel y yo, decidimos comenzar a buscar ser papás. A las mujeres de hoy en día el tema biológico nos empuja a tener que tomar este tipo de decisiones a prisa y corriendo pues optar por una vida profesional nos empuja a ser madres tardías. Unos meses más tarde comencé a tener un sangrado entre ciclos. Como siempre había sido muy regular me preocupé y fui al ginecólogo. En principio me dijeron que era debido a la ovulación y se quedó ahí el tema. Pasado un año de ir a buscar volvimos al ginecólogo y esta vez, nos hicieron unas pruebas de fertilidad. Me mandaron análisis hormonales y una ecografía intravaginal. Todo salió correcto, lo único es que seguía con mis sangrados. Lo achacaron al posible estrés por ser mamá.  Iban pasando los meses y mis sangrados se fueron acentuando, ya no era entre ciclos, sino, que empezaba a manchar antes del periodo y se me retiraba más tarde. Comencé a tener dolores en los ovarios en cualquier momento del mes. Volvimos en más de una ocasión al ginecólogo pero cada día era un médico diferente, lo que nos suponía el comenzar la historia de nuevo. En enero del 2015 me realizaron de nuevo una eco intravaginal y la especialista me comentó que se me veía el suelo del útero irregular, que mi doctora ya sabría que hacer. Cuando fuimos a la consulta a por los resultados había un doctor diferente y me dijo que eso no era importante, que era hormonal. Aún diciéndole que sangraba ya, casi 15 días al mes, le quitó toda la importancia y dijo que ante las hormonas lo único que podía hacer era darme anticonceptivos y en nuestro caso, como queríamos ser papas, no era lo adecuado y me dio unas pastillas para cortar el sangrado que lo cierto, no me sirvieron de nada. Miquel se puso borde con el especialista pues ya habíamos venido bastantes veces de urgencias y no nos daban una respuesta convincente. Ese día salimos de la consulta como entramos, sin ninguna respuesta más la de- chica, ya tienes 40 años y tu cuerpo no es el mismo, además, el estrés de querer ser mama, no te ayuda...- . En estos momentos, lo de ser mama ya había pasado a segundo plano, tan solo queríamos saber por qué motivo tenía esos sangrados. Una amiga me había insistido en que fuera a una clínica privada y me mirase bien ahí, pues ella había tenido un problema grave y la atendieron muy bien. Anteriormente, ya habíamos ido a otra clínica de pago por el tema sangrados, me hicieron un control rutinario y me dijeron que todo estaba bien. Nos encontrábamos cansados de ir de un sitio a otro y no obtener una respuesta lógica, por ello, tardamos un par de meses en llamar a la nueva clínica y de mientras, yo seguía con mis escandalosos sangrados.
Nos dieron hora para finales de mayo. Después de esperar más de una hora en la sala de espera entramos a la consulta. Estábamos bastante agobiados y nuestro tono de inicio fue de impertinencia. La doctora muy amablemente nos explicó que una cosa es el tema de la fertilidad y otra, el descubrir por qué sangraba pero en mi caso, era lo primordial. Tras la charla, me hicieron una ecografía intravaginal y una citología. A primer golpe de vista la doctora me dijo que en mi ovario derecho había un quiste y que no era simple. Me aconsejó ir de urgencias a mi ginecólogo y que me hiciera las pruebas pertinentes, entre ellas, unos marcadores cancerígenos.
Volvemos a la seguridad social y visto el éxito con mi ambulatorio decidimos, finalmente, ir de urgencias a la maternidad. Al día siguiente a las 13.15 estaba en la sala de espera anunciada por dismenorrea. Cuando entré a la consulta la doctora me dijo que eso eran urgencias y que igual tendría que ir por otros canales, pero le comenté mi desesperación ante esos sangrados y los resultados de la eco. Accedió a observarme y me volvió a hacer una eco. Reafirmó el tema del quiste y me pasó con las consultas externas del clínico.
En pocos días me habían dado visita y me encontraba de nuevo delante de la ginecóloga de la maternidad. Al entrar nos comentó que el quiste tenía que ser operado y que seguramente perdería el ovario. También me hizo una biopsia del útero. Me comentó que en breve me llamarían para seguir con las pruebas.
Al salir, me puse a llorar. Desde lo más profundo de mí sentía que algo pasaba.
Al cabo de una semana me lesioné de un pie lo que me dejó sin poder moverme.
En los posteriores días comenzó la vorágine de mensajes del clínico. Me adelantaron todas las visitas y hasta me incluyeron nuevas. Pasé cuatro días de pánico absoluto dentro de la incertidumbre, aunque con pistas, de qué me pasaba.
Llegó el día de una de las pruebas, todo iba muy rápido. Nos hicieron esperar en la sala de espera, por costumbre, en el clínico nunca entras a la hora. Al entrar era una doctora joven y embarazada. Lo primero que le dije es ¿qué pasaba? Necesitaba una respuesta. Hizo pasar a Miquel y con cara de circunstancias nos dijo que los resultados de la biopsia no habían salido bien y que tenía cáncer de útero y de ovario, no lo podían afirmar, pero seguramente también. Lloré y lloré. Le dije que ¿cómo había podido pasar eso? Había ido un montón de veces al médico y me habían dado mil explicaciones... Entonces ella afirmó - Se te tendría que haber hecho una biopsia al inicio pues era claro que algo pasaba. Puedes denunciar si quieres, pero yo ahora dedicaría toda mi energía a estar bien. Cuando lo consigas, lo puedes mirar-.  Seguí llorando y ella me miraba con una ternura increíble.
El mensaje de hoy es para todas las mujeres. Confiar en vuestro instinto y ante cambios repentinos en vuestro cuerpo, por pequeños que sean, insistir en que os miren como es debido. No dejemos que nos traten como "vacas viejas" por estar al límite de la fertilidad y que desde estas instituciones no vean nuestra utilidad basándose en la idea de concebir hijos. Hoy en día los recortes, protocolos de ahorro y los continuos cambios dentro de los sustitutos en especialidades de la salud, lleva a que se produzcan errores humanos pero de gran trascendencia. No se pueden cometer este tipo de errores ya sea por las razones que sean.  La responsabilidad de nuestra vida es nuestra y como tal, debemos exigir que se nos cuide y nos atienda cuando sea preciso y necesario. No tendríamos porque ir a la sanidad privada para que sea así, o esperar a que nuestro diagnóstico sea tan grave que luego tengan que meterte con calzador en visitas relámpago, y todo sea urgente, urgente, urgente.
Pues la cosa no queda aquí. Hace un mes recibí una llamada de la seguridad social. Una voz femenina me explicaba que tendría que ir a un control por el tema de la baja en unos días; la fecha la recibiría por correo. Me extrañó que me hicieran ir en medio de la quimioterapia y tras mi diagnóstico pero, como están las cosas, mejor es obedecer al señor estado e intentar ir. Ayer jueves 12 de noviembre tuve la visita y me sorprendí bastante.  Decir que ir a un sitio lleno de personas enfermas me expone bastante a enfermar pues debido a la quimio tengo las defensas bajas y debo evitar aglomeraciones y demás.  Después de estar una media hora esperando, con cierto cabreo pues no entendía que hacia allí, me llamó un médico. Entré a la consulta todo seria y me senté. Era un hombre de unos 40 años, me miró y me preguntó a qué me dedicaba. Le contesté que era monitora deportiva. Nos miramos y fue cuando le dije- Perdona, pero no entiendo que hago aquí-. Para mi sorpresa me contestó- Yo tampoco lo entiendo-. Me explicó que últimamente están haciendo venir a personas con expedientes claramente justificables y que es una vergüenza, que por quejarse de estas acciones casi lo despiden. Por lo visto, este tipo de citas las realizan administrativas sin facultad médica y hacen venir a personas que como yo, es absurdo y arriesgado hacer venir a control. Vamos, protocolos absurdos. Por lo menos, el médico era muy persona y me dio esperanza. Esperemos que no lo despidan por ser insubordinado.

Los errores son vidas y eso no tiene precio. ¿Dónde quedó la prevención?
Errores por falta de recursos. Por exigencia de seguir protocolos absurdos. ¿Dónde queda la coherencia?






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