Miedo

Vivimos momentos convulsos, llenos de incertidumbre que acentúan ciertas realidades difíciles de aceptar. La vida en sí es incertidumbre pero no nos enseñan  a lidiar con ella de manera saludable. 

Hay procesos que aunque estés acompañado es tuyo y solo tuyo. Tomar decisiones es importante para ir evolucionando. Siempre digo que hay cosas que no se pueden controlar pero sí elegir como las queremos vivir, lo creo firmemente aún así, hay momentos que el miedo asoma la nariz desde lo más profundo de mí y me deja totalmente desbordada. Comienza a surgir esa sensación de falso control que tanto me ayudo en algunos momentos de mi vida pero que hoy ya está del todo obsoleta. Siento mi cuerpo tenso, a la defensiva. Mi respiración es menos profunda y mi corazón se acelera al mínimo contratiempo. Mi cuerpo se mueve entre la mente y la emoción, aún sabiendo que no me queda más que confiar en lo que es, en lo que pueda ser. Es cansado hacerte constantemente recordatorios del ahora, el no desconectar de las sensaciones actuales por tener miedo de algo futuro que puede que no exista nunca y aunque así fuera, que pérdida de tiempo más tonta, que ganas de sufrir sin necesidad, pero hay que aceptar que en ocasiones es así, también esto es parte de la vida. Cuando estoy metida en esa angustia me pregunto- ¿Qué es lo que tanto te asusta?- y no es miedo a morir, pero sí a hacerlo sufriendo. 

Hace unos días alguien me pregunto cuál había sido mi experiencia más dolorosa en la vida, y me quedé sorprendida al no saber cual elegir, pues en mi existencia he pasado bastantes momentos duros. Está claro que tu propia vida esté en peligro es muy gordo, pero también me dí cuenta que es mi manera de crecer, y de momento me enfadé conmigo misma, ¿En qué momento de mi existencia tome la decisión de madurar, crecer espiritual, emocional o existencialmente a través del sufrimiento?- Y me dije a mis adentros -¡Ya está bien Conchi! para luego disfrutar del cielo y de las flores de mi balcón,  y me volví a querer- Lo hago lo mejor que puedo- me voy repitiendo- y mi autoexigencia baja dejando paso al cariño. 

En cabala me dijeron que mi vida estaria marcada por el Ave Fénix, es decir, que pasaría por circunstancias difíciles pero que saldría reforzada de ellas, resurgiendo de las cenizas, y parece que iban bien encaminados. 

La verdad es que no cambiaría nada de lo que he vivido pues gracias a eso, ahora, soy quien soy,  pero sí quiero mitigar esa parte mía un poco "maltratadora"; quiero mejorar la relación conmigo misma; quiero perdonarme desde la profundidad de mi corazón. En mi vida he hecho las cosas lo mejor que he podido y soy consciente que aún no se ha acabado, hay que seguir tomando decisiones. Viéndolo así, hasta parece divertido, en realidad, hay un sin fin de oportunidades delante nuestro si dejamos caer las vendas que en ocasiones nos ciegan. En el fondo todo es mucho más sencillo de lo que pensamos, son nuestros temores, nuestra mente quienes lo complican. A veces solo necesitamos, parar y sentir. Reconectarnos con nuestra verdadera esencia, con el universo y todos sus elementos. Formar parte del todo. 

Estas son reflexiones del día antes de ir a por los resultados en oncología. Esta vez me he angustiado más de la cuenta. Creo que toda esta etapa de confinamiento si me afectó. Creo también que acontecimientos como la muerte de Pau Donés me conecto con mi miedo, me recordó mi propia realidad. Puede que los pequeños cambios corporales que experimento los días antes de pasar por la visita se acentúen y parezca que pase algo nuevo. Cuando tienes miedo, cualquier cosa es cáncer y te obliga a realizar un trabajo mental de confianza, de buscar el ahora pues en realidad es lo que importa, pues no existe nada más. 

Hoy pedí consejo a los ángeles y me salió una carta estupenda.

Zanna

"Estás protegida de cualquier   daño o adversidad. Lo pero ya ha quedado atrás. Te ruego te relajes y que te sientas totalmente a salvo"

Gracias, gracias, gracias

Conchi Gil