Vivir con el "cangrejito"

Este post, sigue la línea por la que en estos últimos meses me muevo. El tema principal es la ACEPTACIÓN como elemento clave para encontrar la calma y la felicidad.

16 de agosto del 2018

Hace unos días leía una entrevista que le habían hecho a Pau Donés sobre la cronicidad de la enfermedad llamada Cáncer. Casualmente, aunque de origen y con historial muy diferentes, hemos pasado por la misma intervención llamada Hipec realizada por el mismo equipo de médicos del hospital Broggi de Sant Joan Despí , especialistas que a través de la ciencia, hace milagros en diagnósticos de carcinomatosis peritoneal. En ambos casos ha sido un éxito pues por lo menos, nos ha dado un tiempo para disfrutar de la vida. Me hizo gracia como se refería Pau a la enfermedad, como el cangrejito que tienes ahí escondido, que en el fondo hay que aprender a aceptarlo, y tratarlo con cariño pues no deja ser parte de uno mismo.
Llevo tres años consciente, acompañada por ese cangrejito que de vez en cuando se enfada y me hace pasar malos ratos. Muchos días, mientras hago mis ejercicios de relajación le pregunto qué es lo que necesita para estar tranquilito, para sentirse feliz y lo cierto es que hay días que lo escucho con claridad pero otros, me cuesta llegar al final de la cueva donde me espera con ojos de niño, en el fondo más asustado que yo misma. 
Desde que comencé a recuperarme de la dura intervención dentro de mí, surgieron sentimientos de todo tipo. De gratitud a los médicos, el estar rodeada de personas estupendas que me quieren, a mi cuerpo por ser tan campeón, a las oportunidades que surgen de la nada, a la propia vida con sus luces y destellos siempre diferentes. También de alegría, de calma, de ilusión, de liberación...era como estar en un torbellino donde me sentía renacer, aún lo siento pues soy afortunada. Pero en el poso de mi alma, aún quedaban sensaciones que pasando por un quirófano no se extinguen. Seguía enfadada y triste, triste y enfadada. Esta nueva oportunidad me ha hecho plantearme toda mi vida ¿soy feliz? ¿me siento realizada? ¿me gustaría vivir de otra manera?. Sé que lo que necesito es algo sencillo y que está dentro de mí, en la manera de ver las cosas cuando no salen como una quiere que salgan. Sé que he cambiado mucho la manera de mirar la vida pero ¿por qué sigo enfadada?
Son tres años de cambios con muchas circunstancias diferentes que se mueven y te afectan. Y es un lío, porque si todo es una misma, ¿dónde está el principio y el final? Y es verdad que Cambio significa Oportunidad y siempre te dicen que seas agradecida por cada nuevo día. Miro al cielo y siento el infinito, los atardeceres me siguen emocionando con sorpresa y admiración de lo maravillosa que es la existencia, eso no es nuevo, siempre he estado conectada a la naturaleza, me he quedado atolondrada mirando las nubes, una fila de hormigas o las mariposas revolotear. 

13 de octubre del 2018

Sí es que mire como lo mire, soy muy afortunada. No sólo sigo en este mundo con bastante calidad de vida, sino que he conseguido reinventarme, descubrir una nueva motivación, una nueva pasión. Ahora resulta que se me da muy bien la costura. Después del diagnóstico me tuve que plantear el tema del deporte, actividad que era mi pilar motivacional, por lo menos, la manera como la vivía. Esa semi ausencia de algo que ocupaba mucho de mi tiempo diario me creó cierta sensación de desconexión con lo cotidiano de la vida y me dejó desubicada. Disponía de mucho tiempo y no sabía muy bien cómo ocuparlo. En principio me dió por leer e informarme de todo lo referente al cáncer y la salud, hice un intento de profesionalizar este blog con el objetivo de ser de ayuda a personas que como yo, pasarán por un diagnóstico. Escribí post con regularidad de mis descubrimientos, avances basados en mi propia experiencia que también sirven de desahogo.  Pero llega un momento, que después de diagnósticos, recidivas, operaciones, tratamientos dentro de contextos muy duros, una se queda completamente saturada. Es en esos momentos de empacho temático donde hay algo dentro de ti que dice "prou", ya no puedo más, necesito recuperar algo de normalidad, o mejor, necesito aceptar esta vida mía acompañada de esta circunstancia si quiero ser feliz. Llegar aquí para mi no ha sido fácil, y en estos momentos, nuevos sentimientos surgen, igual eran sentimientos ahogados que estaban allí, esperando el momento para salir.  Ahora sumergida en el tercer tratamiento (radio y quimio) me encuentro trabajando la aceptación, que parece algo obvio pero que creo que es la tarea más complicada. Todo ser humano quiere estar "bien" (a todos los niveles), necesita sentir que tiene cierto poder sobre su vida y hasta cierta dosis de falso control. Cuando te metes una dinámica donde por un diagnóstico, dos o tres...la salud se tambalea, se te mueven todos los pisos y volver a crearte una realidad basada en otra historia, en otras "certezas" cuesta un poco. La incertidumbre aunque nos acompaña a todos siempre, es algo que se acentúa a un nivel que necesitas asumir la experiencia para poder gestionarla como algo más dentro de tu vida.  
Cuando me comunicaron este verano que debía hacer de nuevo tratamientos lo primero que sentí fue. -¿Ya, tan pronto? Pero si no me ha dado tiempo a recuperarme. Sentí un agobio conocido en mi pecho y me entraron ganas de ponerme a correr en busca de alternativas. Por suerte, algo ha cambiado dentro de mi, y ahora soy consciente de la locura en la que me metí al recibir el diagnóstico de recidiva en el 2016. Está claro que era algo por lo que debía pasar. El probar y probar un montón de cosas al mismo tiempo, es decir, hacer todo y nada. El saturarme de terapias puede que hasta contradictorias con el mero hecho de tener una pequeña sensación de control. Acabé agotada y muy enferma, tan enferma que casi no lo cuento. Está claro que está bien ayudar a nuestro cuerpo a sobrellevar mejor los procesos de diagnóstico, pero sin excesos. Alternativas como he comentado, hay un montón pero mejor probarlas de una en una, hacer apuestas concretas que nos sean de confianza, que nos las creamos. El hacer cosas por miedo, no sirve,  o funciona, pues van en contra de nuestras creencias más profundas. En estos momentos, he tomado la opción de hacer las cosas que me puedan ayudar a mejorar mi calidad de vida. Pienso que cuanto mejor estén los indicadores de salud, mejor podremos sobrellevar los tratamientos y la enfermedad en sí. Dentro de que el camino por momentos es duro, podemos facilitarnoslo. Desde hace unos días he comenzado a hacer más hincapié en la recuperación de mi intestino con complementación específica, pues desde la operación no he dejado de tener diarreas y eso me hace tener ciertas carencias fisiológicas que no ayudan a la hora de enfrentar tratamientos tan agresivos como la quimio y la radio. Por otro lado, sigo yendo a la clínica de Oncothermia a hacer vitamina c intravenosa, pues desde siempre me ha supuesto un chute de energía muy acertado. Hay una parte que para mi es la más complicada, y es la capacidad de llegar a un estado de calma dentro de estas dinámicas tan intensas y en mi caso, continuadas. La parte emocional es lo que más me cuesta sobretodo cuando mi estado físico baja. Mientras que me encuentro bien estoy contenta y agradecida,  a la que me encuentro pachucha, me entra un desánimo...y es ahí donde más apoyo necesito. El ser capaz de DESCONECTAR sin negar la realidad es algo en lo que estoy trabajando y es ahí, donde el buscar nuevas pasiones, nuevas conexiones con la vida, con lo cotidiano, me son de gran ayuda. 
Sigo  sintiendo que yo tengo el poder de mi vida, ahora desde una visión más confiada de la propia vida y el poder de nuestro cuerpo que es inmenso. 

Un abrazo

Conchi Gil

Comentarios

Publicaciones más vistas

ENTREVISTA Una historia de vida: Chus, una gallega con muchas ganas de vivir

ENTREVISTA: Una historia de vida. Susana Lozano, una luchadora sin tregua

ENTREVISTA Una historia de vida: Vanessa Fornieles, la alegría de la superación