Momentos de reflexión

El otro día me llegó una entrevista que Albert Om le hizo a una mujer en estado terminal de un proceso de cáncer, y escuchándola, me hizo pensar mucho en cómo he llevado yo este proceso desde los casi tres años que me ha acompañado. En un inicio, dada la dinámica de búsqueda inconsciente de cariño que tenía y las ganas enormes que me surgieron de compartir mi experiencia, comencé a escribir este blog haciendo partícipe de mi vida a mucha gente. Siempre agradecida, he recibido muchas muestras de cariño y ánimo, consejos y sugerencias de lo que "me podría ayudar" a sobrellevar mejor todo el proceso. Los primeros meses, ante lo perdida que estaba y lo mucho que necesitaba de algo externo donde agarrarme y sentirme más segura, o hasta para tener cierta sensación de control, inicié una búsqueda de posibles alternativas. En el fondo estoy convencida de que existen otras opciones para sanarse de las habituales, lo difícil es encontrar la tuya pues no a todo el mundo nos funciona ni necesitamos lo mismo. Esta enfermedad creo que su aparición tiene alguna explicación más que el mero hecho de tener una predisposición genética como es en mi caso, pienso que "por y para" alguna cuestión más está y esa respuesta es la que tenemos que ser capaces de responder. En el transcurso del tiempo me ha hecho preguntarme un montón de cosas:  ¿qué es lo que pasa en mi vida? ¿de qué me he olvidado? ¿para qué estoy en este mundo? ¿qué me quiere decir esta situación?... Y sí se lo permites te deja completamente desnuda, frente a frente,  tú y tú. Te empuja a dejarte de "tonterías", te invita a ser un ser más auténtico y sincero contigo, con tu entorno, aprendiendo a escuchar más el corazón y dejarse guiar por eso que todos tenemos pero muchas veces no escuchamos, la intuición. Llega un momento que el tiempo pasa diferente y todo te llega, todo te toca. 
Reconozco que he pasado mucho miedo, siendo un complicado compañero de viaje que no te deja ver la luz del día. Alguien me dijo que en los momentos más difíciles parece que no haya salida pero siempre la hay, lo que pasa que el miedo no te deja ver las opciones, o quizás no sean las que tú deseas de forma racional, pero realmente todo lo que pasa es lo mejor que puede suceder, por muy "jodida" que sea en ocasiones el fin de historia. Como decía la entrevistada "si morimos, es porque estamos vivos" así que lo importante no es el tiempo que vivamos, sino cómo lo vivimos, y ahí sí que tenemos cierto poder de elección.
Ante el diagnóstico de la recidiva, sentí que todo se esparamaba, me puso de nuevo en duda todos los cambios en alimentación que había hecho, mi nueva forma de vida tan sana, estructurada, todas las cositas que me habían dado cierta seguridad, el propio tratamiento de quimioterapia en teoría preventivo, TODO. Y ahí sí que me sumergí de nuevo en la búsqueda de algo de "control", me dejé orientar desde muchas y variadas visiones, todas ellas desde la buena intención de las personas que con todo su buen hacer me intentaban ayudar, siendo en el fondo para mí, un parche para no querer ver. Me alegro de haber sido lo suficientemente atrevida ( y a ver tenido los recursos económicos) para probar en primera persona, algunas de las opciones que me llegaron, unas me las creí, otras no tanto, pero siempre pensaba "¿quién sabe, igual es la solución?" y a veces acerté (pues me sentó muy bien y mi cuerpo lo agradeció) y otras no. Intenté ser obediente, tener fe en lo que hacía y dejé que me hablaran de un montón de posibles causas: unas basadas en cambios de alimentación radicales, otras en cambiar tu manera de pensar, la mayoría en tomar complementación natural, también trabajo psicoemocional de posibles traumas que te afectan desde el subconsciente, pasar por imanes, máquinas antitumorales, trabajo energético, etc... y pienso que unas cosas me fueron mejor que otras y que gracias a todo lo que probé, en el momento más difícil realmente me ayudó y aguanté lo inimaginable. Pero lo cuestión ya no es solo esa, he tenido mucha suerte de ir encontrando en mi camino oportunidades y mi cuerpo ha decidido seguir aquí, con ayuda y manos expertas que hacen milagros. Sin esa ayuda no habría podido pero lo que está claro, es que sin "querer" hoy no estaría. Cada día es un regalo. Hoy soy consciente de lo incierta que es la vida, lo frágil y a la vez mágica, que es la existencia. Y aún así, hay momentos que cuando uno se aferra a la vida con los dientes, dejas de estar cómodo y surgen los miedos por el apego de no dejar este momento físico y cómo has visto la muerte tan de cerca (ya casi somos amigas) sabes que en cualquier momento te toca despedirte y tú no quieres irte aún, porqué en este mundo hay tanto que hacer, que ver, que sentir que cuanto más tiempo, crees que es mejor y te vuelves a engañar. Cuánto hay que aprender aún en una sociedad que te habla constantemente de una esperanza de vida pero poco de una "plenitud de vida", pocos son los que nos preguntan "Señor@s ¿como quieren vivir?" y menos aún ¿cómo quieren morir?. Y al final, todas estas cuestiones nos las tenemos que hacer a solas, he descubierto que son procesos individuales aunque se pueden compartir y de esta manera, facilitar el camino. No hace falta llegar al límite, son opciones que siempre están ahí, pero en ocasiones con esa sensación de que la vida es larga, las dejamos para mañana.
Otra cosa que me gustó de la estupenda entrevista fueron las cuestiones planteadas sobre la reacción de nuestro entorno ante una noticia de un diagnóstico de cáncer. Es cierto que muchas veces no se sabe ni que decir, pero como explicaba la entrevistada, con acompañar, es más que suficiente. Es cierto que saber que tus seres queridos están contigo, están a tu lado, es lo más importante, y no hacen falta palabras ni adjetivos, simplemente el acompañar. Dentro de la buena intención se abusa mucho de la idea de lucha, de supervivencia y yo pienso que al final, ponerse a luchar acaba siendo contra uno mismo, hay que aprender a aceptar lo que pasa pues no deja de ser una parte nuestra que hay que aprender a amar desde la calma y no el estrés de ir en contra, y aunque estemos como estemos, nada de sobrevivir, A VIVIR con plenitud y eso se trata de aptitud ante nuestra propia existencia, sea como sea, dure lo que dure. 
En estos momentos estoy aprendiendo a escuchar más a mi cuerpo, a mi intuición y no buscar soluciones fuera, aunque siempre es bueno compartir, es cierto que juntos todo es más fácil, al final, uno es el que tiene que comenzar a conocerse y aceptar muchas de las cosas que igual no nos gustan tanto. Me siento agotada ante el exceso de información y me prometí, no hacer nada por miedo. Cuando me pierdo y surgen pensamientos que alteran mi calma, hago un parón en seco, esté donde esté, miro a mi alrededor y me fijo atentamente en los detalles, colores, movimientos...doy gracias por poder ser testigo de ese momento, pues la vida es un regalo y la muerte, parte de ella, así que no debe ser algo tan malo. Ah, y he abandonado la idea de control, pues dentro de este proceso de verdad que no se controla una "mierda", tambien huyo de las teorías dogmáticas que te repiten constantemente "tienes que, tienes que..." pues la única obligación que me impongo es la de ser sincera conmigo misma desde la intuición y el cariño. 

Para terminar, dejo la entrevista que tanto nombro, por si alguien quiere escucharla: “Dic adeu a la vida amb alegria”. Y darle las gracias a esa persona que tanto me ha hecho pensar mediante el compartir su propia vivencia, esté, donde esté. 

Un abrazo

Conchi Gil


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