Como una montaña rusa

Desde este pasado verano, en el cual sufrí el periodo de inflamación y ascitis, poniéndome al límite de salud y ánimos, todo había ido super bien. La quimio en conjunto con el tratamiento privado estaban teniendo buenos y positivos resultados. Los marcadores bajaron y con ello, desapareció la ascitis y los dolores que la acompañaban. Desde este periodo, mi aparato digestivo había quedado muy sensible y con menos energía de la habitual. De siempre, he sido una persona comilona y el tener que ir controlando cantidades y tener un abanico restringido de alimentos, me agobió un poco y en algún momento, me dí un capricho. 
Todo iba muy bien a nivel de ánimos y resultados, hasta que pasé el umbral de las tres sesiones de quimio, número estipulado por la oncóloga y pasar a manos del hospital Broggi buscando la posibilidad de poder realizar una intervención llamada Hipec. Las cosas se alargaron y tuve que realizar la sesión 4 de quimio a la espera de que me dieran visita con el doctor Crusellas (cirujano del equipo del doctor Barrios). Una vez tuve la visita me plantearon el realizarme una laparoscopia explorativa (la segunda que me realizaban) para confirmar la posibilidad de poder operarme. Durante ese tiempo, mi estado de ansiedad aumentó bastante, comencé a sentir temor y desconfianza, me sentía como pendiente de un hilo. Una semana antes de realizarme la laparoscopia, me ingresan por una suboclusión intestinal y es ahí donde me desanimo bastante al decirme que mi intestino delgado está afectado por los implantes de la enfermedad y por ello, tengo esos problemas. A raíz de eso, más miedo. Miedo a que no me hagan la laparoscopia, miedo a que no me operen, miedo a morir sufriendo...
Finalmente, me realizaron la laparoscopia y fueron buenas noticias. Aunque mi intestino estaba algo afectado se podía operar, así que tuve que esperar un par de semanas más para asistir a la visita con el doctor Crusellas y que me confirmara los resultados del comité. Como llevaba varias semanas sin hacer quimioterapia, decidieron hacerme la 5ª sesión. 
A partir de la realización de la laparoscopia sucedió lo siguiente:
  • Los marcadores tumorales ascendieron. La oncóloga me dijo que podía ser debido al haber tocado el peritoneo. 
  • Comencé a tener dolores abdominales, presión en la zona de las costillas y un aumento de dolor en el oblicuo y zona pélvica derecha. 
  • Al haber realizado la quimioterapia, debía esperar 6 semanas para poder operarme, así que como estamos en Navidad, la fecha será para después de Reyes, pues por lo visto, cierran los quirófanos hasta después de esta fecha. 
  • Desde hace 10 días aproximadamente, la inflamación, ascitis y el dolor correspondiente ha vuelto. 
Todo este proceso, me ha creado mucha inseguridad, lo cierto que me ha sumergido en cierta esquizofrenia de la cual me cuesta salir. Ahora mismo, queda un mes para que me realicen la intervención y yo me encuentro con este cuadro de dolor, ante los resultados de una nueva analítica, la cual me da miedo ver, pues las sensaciones corporales que tengo no anuncian que salga mejor que la anterior, por mucho que lo desee. Y esto que os presento es parte de una realidad, miedo, desconfianza a que todo vaya a ir bien, pues a veces el camino se hace muy difícil. Si me dejo llevar por los pensamientos que surgen de estos miedos, mi ánimo desciende y surgen ideas que fomentan la angustia y la tristeza. Pero por otro lado, surge esa Conchi Peleona que piensa que no puede abandonar y busca opciones, aunque es complicado, siempre surgen posibilidades al cambiar el chip
El jueves estuve en el hospital de día para que me mirasen la distensión abdominal que tenía y finalmente, me sacaron 3 litros y medio de líquido. Por mucho que yo quería pensar que eso podían ser gases, internamente me recordaba al dolor, aunque por suerte algo más llevadero, que tuve en verano. El sentir que das un paso atrás, da tanto miedo, paraliza tanto que se hace casi imposible desconectar. Tu cabeza, da y da vueltas, ante la posibilidad de que la enfermedad esté avanzando y gane terreno. Entonces piensas que un mes es mucho tiempo. Por otro lado, sabes que seguir en ese patrón mental de funcionamiento no te está ayudando. Tu cuerpo necesita calma, confianza y tu mente estímulos positivos. En esta situación no podemos pensar qué pasará dentro de un mes, sino, cómo vivimos día a día, sin dejar escapar esos bellos detalles que siempre existen. Y es que la teoría me la se al dedillo, pero por momentos, se me olvida y me enfada el verme así, me entristece el no saber hacerlo mejor, pues el dejarme llevar por el miedo no me ayuda en absoluto. Soy consciente de que la mente es poderosa y es ahí donde reside el mayor poder que un ser pueda tener. 
Dentro de esa esquizofrenia, también existen los momentos de color y fortaleza, cuando decido levantarme, cuidarme, ponerme guapa, salir a la calle y disfrutar de lo que venga. Y si el dolor me deja desconectar, me lo paso estupendamente, porque si hay algo que te enseña este tipo de procesos es a sentir todo con intensidad, a mirar la vida con lupa y ver los pequeños detalles y sobretodo, a valorarlos, cosas que igual en otros tiempos ni era consciente, pues son cosas tan normales... Cuando veo a la gente pasear con esa agilidad de estar sanos, con esa naturalidad de no tener que estar preocupados por su estado de salud, protestando por tonterías, en el fondo me da cierta envidia y me entran ganas de gritar- ¡Por dios, aprovechad cada instante, disfrutad de esta espontaneidad, porque nadie os dice que un día, por circunstancias de la vida se acabe!-. En estos momentos, los típicos problemas cotidianos son tan insignificantes que ni siquiera me preocupan. Un día una buena amiga me dijo que sabría cuando estaría bien del todo, fuera de esta situación, cuando comenzara a preocuparme por ese tipo de cosas sin importancia, y es cierto, es tal la absorbencia de este proceso que te deja poco espacio para el resto de problemáticas, pues lo importante ahora es tu salud, tanto física y mental pero sobretodo, saber llevar el día a día con esta situación de la mejor manera posible. 
El jueves, como os contaba, fuí al hospital del día y no solo me encontré al personal médico sino, con un compañero de habitación muy curioso, de esos que piensas que te ha mandado el universo para que hagas algún tipo de reflexión. Ya os he contado de mi consciencia sobre el poder de la mente y como, la esquizofrenia en la que me he sumergido entre el miedo y las ganas de vivir, no me ha ayudado nada, sino estoy convencida que es parte cómplice de cómo ha reaccionado mi cuerpo las últimas semanas, pues estar en calma y con auténticas creencias de que todo va ir bien, es parte del proceso de sanación. Pues ahí estaba el chaval, un chico de unos veinte algo con una jerga muy de calle, con muchas ganas de hablar y compartir. Comenzó a explicarme cómo estaba viviendo el proceso y lo importante que ha sido para él, el potenciar su mente hacia la sanación. Yo de inicio flipé, pues esa misma mañana estábamos hablando de eso con Miquel, no podía ser casualidad. Era todo entusiasmo, inquietud y se ofreció a leerme algunos pasajes del libro "El secreto", el cual me dijo le estaba ayudando mucho. Yo no dejaba de sonreír mientras seguía enchufada al aspirado de líquido con una inmóvil y algo incómoda postura, pero ese chico había conseguido que me olvidara de mis miedos y conectara con ese espíritu fuerte que hay en mí. Para mí, fue como un ángel, que me iba diciendo: -¿Cómo estás Conchi? De puta madre...dí que sí, así estás...- y salí del hospital con un subidón que no veas... (habiéndole dado antes un par de besos sonoros con todo mi cariño). Mis pensamientos más duros y negativos habían perdido fuerza y solo escuchaba a Valentín (ese es su nombre) diciéndome: - ¡De puta madre!. No olvidaré a este chico, el de la conversación acelerada y entusiasmo a raudales. Me encantó que me leyera esos trocitos del libro. Me quedo con algo más que me dijo: - Puede que tengas que esperar un mes para operarte pues el universo ve que te quieres sanar pero aún no te lo crees, así que vive este momento como parte del proceso y si tu quieres, puedes.-
Soy consciente que nadie más que yo me puede ayudar a hacerme creer que todo va a ir bien, y no tiene porque acabar en tragedia. Aunque es duro reconocerlo, a veces parece que no merezca que las cosas me salgan bien, que merezca superar este proceso y yo misma le pongo palos a las ruedas. A veces, busco fuera la seguridad, las palabras que solo yo puedo pronunciar, pero sobre todo, creer y le doy un peso increíble al discurso médico basado en estadísticas que siempre resta, esos médicos que no saben nada de mí, y que ellos mismos, están super despistados con este tipo de enfermedad que a cada persona le evoluciona de una manera distinta. No sé lo que pasará, pero lo único que quiero aprender es a sobrellevar mi vida, sea la circunstancia que sea, de la mejor manera, desde la ilusión y la creencia que todo lo que pasa, siempre es lo mejor y es por algo. Ahí estoy, en ese aprendizaje que tanto cuesta, el aceptar que la vida muchas veces no es como nosotros la planificamos, ni imaginamos, y no existe control posible en el arte de vivir. 
Por otro lado, como apoyo fisiológico y también emocional, desde la clínica privada me han planificado durante este mes antes de la intervención un intensivo de Oncothermia, Papimi y vitamina c. Tengo la esperanza que como la vez anterior, las sesiones tengan buen resultado y consigamos que remita la ascitis y con ello, las constantes molestias abdominales. Como sabéis, supone un coste económico elevado pero ¿Qué no haríamos por estar bien?
Os paso el link del bote por si lo podeis compartir, iniciativa de una amiga a la cual se lo agradezco con todo el alma, al igual que a todas las personas que han colaborado de forma altruista y con buen corazón, con la creencia que todo va ir bien. 




Comentarios

  1. Tu ya sabes el camino, solo hace falta que no te salgas muy amenudo de él!
    Bravo por Valentín, por su entusiasmo y por su ayuda!!!

    ResponderEliminar
  2. Lourdes Noguera Godia17 de diciembre de 2017, 3:07

    Hoy sólo haré dos comentarios; primero: totalmente fuera de lugar el pensar que no te mereces la recuperación y en segundo lugar: es normal el miedo ,pues eres humana y ni un robot.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

¡Muchas gracias por tus comentarios!

Publicaciones más vistas

ENTREVISTA Una historia de vida: Chus, una gallega con muchas ganas de vivir

ENTREVISTA: Una historia de vida. Susana Lozano, una luchadora sin tregua

ENTREVISTA Una historia de vida: Vanessa Fornieles, la alegría de la superación