Semana de conversaciones con los médicos. LOS MILAGROS EXISTEN


Esta semana se ha caracterizado por las muchas visitas y diferentes puntos de vista de los médicos que me tratan. El lunes tras hacerme la analítica de control en el Clínico, hay que decir, con una enfermera majísima y desayunar como una se merece en el bar de una amiga, salimos hacia la resolución del equipo médico del doctor Barrios (especialistas en Hipec, una técnica novedosa para intervenir quirúrgicamente diversos problemas abdominales, entre ellos, la carcinomatosis peritoneal). Una vez allí, me puse muy nerviosa, mis manos se quedaron heladas y notaba la rigidez en mis músculos. El miedo se apoderó de mí y cedí todo el poder a las futuras palabras del doctor en esos momentos detrás de una puerta con el número 303. Una vez delante de él, lo primero que me dijo es -"Ya te habrá contado tu doctora como están las cosas"- y me quedé extrañada pues lo relacioné con la resolución, ante esto no pude decir gran cosa, lo único los resultados de las últimas pruebas que estaban siendo realmente buenas y esperanzadoras, entonces añadió  -"Sí, sí, me refiero a eso. Parece que la quimioterapia ha dado buenos resultados..."- yo asistí mirándolo directamente a los ojos, se le veía animado, con un entusiasmo no muy normal en la clase médica oncológica.  -"Sobre la resolución...hemos pensado que aunque hay muy buena respuesta al tratamiento, examinado la última laparoscopia, se veía mucha enfermedad y mostraba la posibilidad de que el intestino delgado estuviera afectado. Para no meterte en quirófano, abrirte entera y no poder realizar la operación por Hipec, es mejor que antes nos aseguremos de que no es así. Mira, yo te puedo estirpar muchas cosas, el bazo, el colon, pero en cuestiones del intestino delgado no puedo sacarlo entero pues es un órgano que necesitas para vivir, así que es mejor realizarte primero una laparoscopia y ver cómo está el asunto"- me pareció lógico y normal, noté como mis músculos se iban relajando. Acabamos de preparar el trámite y nos dirigimos hacia la programación de cirugía. Después de una segunda analítica (no entiendo ese gasto si acababan de hacerme una que incluía el perfil de ingreso, pero bueno...) y con todo más o menos estructurado, nos fuimos de nuevo al clínico a ver a mi oncóloga. La visita fue normal. Repasar lo que había hablado con el doctor del Broggi, comentarme que tenía las defensas bastante bajas y planificar las siguientes visitas. En dos semanas, analítica y visita. 
Ayer tarde, día martes, tenía la visita con los médicos del centro privado que están complementando el tratamiento de quimioterapia. Primero pasamos con la doctora. Una mujer de mediana edad, seria y a la vez cercana. Sin problemas para hablar las cosas por su nombre. Solo entrar me felicitó por unos resultados según ella, más que sorprendentes, y recordamos como había llegado allí a finales de julio, principios de agosto y con sinceridad me confesó: - "Mira Conchi, debes estar muy contenta, pues el día que nos conocimos realmente pensé que no pasarías del mes de agosto. Estabas muy avanzada, bastante mal y tienes que saber que una vez se hace un cuadro de ascitis como el que tú tenías, raramente, las cosas van para atrás. Te lo digo en serio, estoy más que sorprendida de lo bien que has reaccionado a todo el tratamiento"- sus palabras me hicieron consciente de algo que yo había sentido claramente, me sentí morir. Casi abandono. Hubo un día que me tumbé dolorida, sin fuerzas en la cama y dije: "Me entrego, ya no puedo más, que sea lo que tenga que ser". Y el dolor al relajarme internamente, disminuyó. Pero está claro que no desistí, y poco a poco, mi energía y vitalidad fue renaciendo de forma sorprendente. Alucino por la fortaleza vital que podemos tener. Le comenté que precisamente este proceso me ha llevado a tener más ganas de vivir, de seguir para delante y aunque me ha dado la capacidad de disfrutar de las pequeñas cosas como nunca, a veces, por un lado, me estresaba y por otro, me conectaba con cierto miedo. Esta incertidumbre tan marcada se hace difícil de gestionar, siendo vital el aceptar que vivir es eso, la incertidumbre constante de que no sabemos que va a pasar. En el caso de este tipo de enfermedades que parece te ponen fecha de caducidad y eres plenamente consciente de que hoy estás y mañana dios dirá, es complicado y más con alguien que le gusta mantener cierto control. Un control ficticio pues como hemos dicho, vivir es aceptar la incertidumbre y controlar sobre el destino de nuestra existencia, eso, para los creyentes, solo lo puede hacer dios. En mi caso, es importante soltar amarras y dejar de querer controlar ciertos aspectos de mi vida para realmente vivir feliz y en paz. Ahí estamos, aprendiendo... Estuvo muy bien la conversación con la doctora, otra de las cosas que me dijo fue: -"En esta enfermedad olvídate de si vas a morir o sanar, lo importante es tener un día, y otro más con cierta calidad de vida. Ese es el objetivo nuestro, alargar la esperanza de vida de nuestros pacientes y ésta, con una buena calidad de vida. Deja de centrarte en resultados y vive el momento como único. Que es un regalo maravilloso"- y me dí cuenta de que aún estoy asustada, muy asustada y que ese miedo no te deja ver el bosque al completo, pero bueno, lo hago lo mejor que puedo y no me apetece entrar en autoexigencias, pues soy experta, meterme en esa dinámica, no ayuda en absoluto. Al rato entramos a hablar con el doctor Jorge Pérez Calvo, especialista en nutrición energética. Lo primero que me dijo es que soy una campeona dado los resultados tan prometedores, del mismo modo, me comentó que pase lo que pase, será lo mejor, que no tenga miedo, que yo ya he elegido seguir viviendo y tengo que estar tranquila, sea el tiempo que sea, pues las personas somos totalmente sorprendentes. Siempre resalta lo importante de que "hagas lo que hagas, te resuene en tu interior". Uno sabe desde el instinto que es lo que le va bien y necesita. Hay que aprender a escucharse, algo que parece fácil pero no lo es en absoluto. Eso me recordó la última sesión con mi psicoterapeuta en la cual me pidió que me escuchara desde el silencio. Este proceso me lleva a ese aprendizaje, a esta lección vital que acepto de corazón. A parte de esa parte emocional-espiritual, la sesión se centró además en repasar: 
1. Mi alimentación (recordarme lo importante qué es, cómo afecta a mi salud e insistir en que siga haciendo bondad). Nuevas pautas. 
2. Los muchos complementos que tomo (subiendo ciertas dosis y añadiendo cosas nuevas siempre siguiendo la última analítica. Hoy de compras online en la búsqueda de mis pastillitas). 
3. La planificación de las terapias (en estos momentos la prioridad es subir el sistema inmune así que tendré que realizar varias sesiones seguidas de Vitamina C endovenosa y una vez me hayan hecho laparoscopia y sepamos cual es el siguiente paso, miraremos las sesiones de oncothermia. Como últimamente tengo molestias en una zona del abdomen, haré alguna sesión de Papimi para ver si me ayuda).
Por el momento la cuestión está así. Esta semana Vitamina C por un tubo. La semana que viene, la laparoscopia a la espera de resultados. 
Para mí lo más importante es la sensación con la que ayer marché, estamos aprendiendo a vivir y me siento agradecida, muy agradecida, y afortunada, muy afortunada...

Conchi Gil



Comentarios

  1. Como siempre Conchi, leo con interés tus escritos. No solo porque compartes con nosotros tu experiència vital, sinó porque, con el tiempo, has evolucionado, y tus escritos son interesantes y fàciles de leer. Transmites, de una manera ligera y entendedora un momento nada fàcil de tu vida.Y siempre te viaualizo con una sonrisa sincera! Endavant! 😘

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  2. Grande Conchi. Una vez más nos conmueves con esta brutal lucha que te ha tocado lidiar. Una lección de vida y de superación. Tienes todo mi amor.

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  3. Conchi como siempre me encanta leerte...esta batalla la vas a ganar..mujer de las mil batallas..un beso grande

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