HABLAMOS DE LA QUIMIOTERAPIA: Cada persona es un mundo, cada momento es diferente.

Si hay algo que me tiene sorprendida es la manera en cómo estoy llevando esta segunda tanda de quimioterapia. 
Después del palo del diagnóstico, si te dicen que deberás realizar "x" sesiones de quimioterapia te cae fatal dada la fama que tiene este tratamiento por todos los efectos secundarios que suponen. La primera cosa que me vino a la mente en esa primera ocasión, es que me iban a envenenar con el objetivo de prevenir una posible recidiva, la verdad es que no lo acababa de aceptar del todo.  El día de la primera sesión, antes de entrar en el hospital de día, me puse a llorar por el miedo, por el desconocimiento. No sabía que me iba a pasar, pero te dicen tantas cosas que estás muy asustada. En esos momentos me encontraba bastante bien. Me estaba recuperando estupendamente de la operación realizada unos 40 días antes y me daba mucha pereza encontrarme mal de nuevo, pero ahí estaba, todo sea por estar mejor y evitar otros problemas futuros. En esa tanda me realizaron 4 sesiones de Placitaxel y carboplatino y dentro de lo que cabe, las llevé bastante bien. Si no fuera por algunas molestias y el aumento de cansancio, casi pude llevar vida completamente normal. Al terminar, en poco tiempo comenzó a crecerme el pelo, cogí algo de peso y mi vitalidad subió. 
Ante el diagnóstico de la recidiva y la noticia de que tendría que hacer de nuevo la misma quimioterapia, ante la idea que el efecto preventivo no había funcionado, en un inicio me negué y busqué alternativas menos invasivas. Me encontraba bien y tenía la esperanza de hacer remitir la enfermedad desde otras técnicas. Pero llegó un momento que ante el surgir de algunas molestias, mi seguridad comenzó a menguar y mi cuerpo comenzó rápidamente a deteriorarse. Ante la situación de falta de vitalidad en la que me sumergí, en la que parecía que había llegado mi final y ante la falta de otras alternativas oficiales, tomé la decisión de aceptar esa segunda tanda de quimioterapia con el riesgo de que no la pudiera soportar, pues estaba muy flojita. Viendo el panorama, busqué también el soporte de otras terapias complementarias en la búsqueda de ayudar a mi organismo en este proceso. 
Llegué a la primera sesión hecha polvo pero tranquila pues tenía la sensación de que me podría ayudar, estar peor me suponía ir al otro barrio, así que, siempre hacia arriba, tenía que confiar, y así fui, confiada y sin el miedo del desconocimiento. Los días posteriores fueron duros, pues se juntó todo, mi proceso vital debilitado con los efectos del tratamiento. Por primera vez, tuve nauseas y vómitos, pero pasada una semana, la cosa mejoró un poco. Tras 21 días, en la visita a la oncóloga,  para mi sorpresa, no solo mi cuerpo la estaba tolerando sino que tuvimos muy buenos resultados en la analítica, los marcadores tumorales disparados habían bajado bastante.  
Llegué a la segunda sesión aún floja, muy delgada, con inflamación abdominal dada la continua ascitis que sufría. Esta vez, las nausea fueron menos y lo que pasó es que el líquido acumulado en mi abdomen comenzó a repartirse de forma muy acusada por mis piernas, se me hizo una acumulación de líquido importante, mientras mi barriga descendía mis piernas acumulaban,  hasta que un día, comencé a orinar de forma frecuente y ese líquido fue desapareciendo poco a poco, lo que supuso el inicio de nuevo de cierta calidad de vida que en esos momentos era inexistente. 
La tercera sesión supuso la disminución del dolor y la mejora en el apetito con lo que gané un par de quilos que tanta falta me hacen. En estos momentos tocaba el pasar por un Pet-Tac y ver si realmente la cosa funcionaba y por suerte, salió que la patología había descendido bastante y de nuevo, los marcadores tumorales había bajado. 
En estos momentos acabo de realizar la 4 sesión y la estoy llevando dentro de lo que cabe muy bien. Es increíble que según de donde partimos y como nuestro cuerpo acepta las cosas, las sensaciones pueden ser del todo diferentes. En la primera ocasión, al partir de un estado óptimo de salud, sentí mucho más sus efectos y se me hizo mucho más difícil, en esta ocasión, como el momento inicial era de estar hecha polvo del todo, ha supuesto una mejora increíble y la estoy llevando desde el plano psicológico de forma esperanzadora. Ya no lucho contra ella, pues en conjunto con las otras medidas que estoy llevando a cabo, me están ayudando a estar mejor, a recuperar mi vida, algo que llegó un momento pensé que era imposible. 
Cada vez estoy más convencida de que cada persona es un mundo y que hay diversas maneras de poder sanar esta enfermedad, lo complicado es encontrar la tuya, la que a ti te funciona. Sigo creyendo plenamente que el origen, la causa, es multifactorial y eso es realmente lo que lo hace muy complicado. No todo es fisiológico, no todo es emocional, no todo es ambiental, no todo es espiritual, etc. sino que es la sinergia de varios factores que varían según el individuo. Por ello, también defiendo, que hay que afrontarlo desde diferentes planos (tratamiento médico, nutrición y complementación, terapia emocional, trabajo espiritual y otros tratamientos que pueden ayudar a reforzar todo lo demás como es en mi caso la oncothermia, la vitamina C endovenosa, reiki, biomagnetismo, etc.). 
Al final, este tipo de diagnósticos es la mejor manera que te ofrece la vida para poder conocerte y ser sincera, ya sea de forma consciente o intuitiva.  "Casi te obliga" a aprender a vivir, a vivir de verdad, asumiendo la incertidumbre de manera consciente. Esa incertidumbre que te dice que nacemos para morir y aunque no tenemos fecha exacta, esa realidad está ahí muy presente y el mayor aprendizaje, es el aceptar que un día nos iremos de este mundo terrenal y mientras estemos,  intentar ser lo máximo de felices dentro de la circunstancia que nos toque vivir, sea la que sea. Aprender a vivir desde el ahora, desde los recursos, desde la realidad presente y seguir teniendo ilusión, es uno de los retos más importantes. 

¡Feliz día!












Conchi Gil


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