Pruebas superadas: LA COLONOSCOPIA

8 de abril del 2016

Pasito a pasito vamos avanzando hacia la reafirmación de que todo está bien. Esa nube de miedo que me ha acompañado durante el proceso de sanación, va dejando entrever unos rayos de sol, rayos de esperanza e ilusión de que todo se va superando,  aunque al igual que la tormenta al pasar, te deja cierta resaca. 
El jueves tenía la esperada colonoscopia, y dado que mi alteración genética me deja en cierta manera, más vulnerable ante padecer cáncer de colon, estaba asustada. Encima, desde la operación mis intestinos se han quejado bastante, sufro de gases y he tenido varios cólicos que no veas como duelen. 
Llegamos a la hora programada, las 10:20 y tuvimos, como está siendo habitual, una hora en la sala de espera. No sabía como ponerme, entre los nervios, el hambre y el dolor de cabeza que tenía, se me hizo un poco pesado. A las 11.30 me llamaron y en tal entré, me hicieron pasar a una habitación con un lavabo (menos mal, pues me estaba haciendo pis) donde me desnudé y me puse una bata de esas azul tan fashion. Al salir, me tumbaron en la camilla, me pusieron la vía, una mascara nasal con oxígeno y los parches para controlar las constantes vitales. Me comenzaron a hacer preguntas y de golpe, noto que me entra algo raro por la nariz y en pocos segundos, estaba totalmente dormida. 
Me despierto boca arriba en un boxer, en tal abro los ojos me encuentro con una enfermera que me dice que me ponga de lado y aproveche para tirarme algún pedete. Por el momento, no tengo ganas. Me siento muy aturdida y lo único que quiero saber es si está todo bien. Le pregunto con insistencia y me responde que ella no sabe nada. Tengo que esperar a la doctora. Me da mucha inquietud, me agobio bastante. Sigo mareada y noto un fuerte dolor de cabeza. Comienzo a temblar, a sentir un frío que no veas. Me tapan con una manta y transcurridos unos minutos, me dicen que me siente poco a poco y en tal me vea preparada, me vista y salga fuera. Lo cierto es que tenía muchas ganas de salir de allí y me vestí con rapidez. Salgo a un pasillo donde hay unas sillas, me siento y espero que venga de nuevo la enfermera. Como el dolor de cabeza no se me va, me ponen intravenoso un paracetamol. Al poco, hacen entrar a Miquel. Estamos a la espera de los resultados. En esos momentos siento miedo, me extraña que no me digan nada y empiezo a pensar mal. 
A nuestro lado, hay otra pareja en la misma situación. 
Una vez terminado mi chute de paracetamol me quitan la vía y me comentan que había un problema informático y por eso aún no nos habían dado los informes. En unos minutos, se acerca un chico, parece un médico y me dice que la prueba había salido bien. Me habían hecho un análisis completo del colon con un tinte azul para observar con facilidad las paredes del mismo y no habían visto nada de nada. UUUUFFFFF...que alivio más grande, que felicidad. Ahora con mi super dieta y los cuidados que me estoy brindando tengo mucha esperanza que todo quede aquí. Se que debido al síndrome de Lynch tendré que cuidarme siempre mucho, pero eso no me preocupa pues me hace muy feliz sentir que me cuido, me quiero y respeto.  Además, me tendrán muy controlada y en caso que se repitiera (esperemos que no, por favor), lo detectaremos pronto. 
Después de la prueba estuve todo el día muy atontada, más de lo normal. Con lo tragona que soy mi cuerpo se resistía a ingerir demasiado alimento y he tenido que ir poco a poco. Hoy mucho mejor, aunque aún tengo algo de resaca. 
Bueno, pues ahí van las nuevas buenas noticias. Ahora hasta el día 28 que tenemos la resonancia y luego el día 2 de mayo que tenemos la analítica. TODO VA BIEN!!!



Comentarios

Publicaciones más vistas

ENTREVISTA Una historia de vida: Chus, una gallega con muchas ganas de vivir

ENTREVISTA: Una historia de vida. Susana Lozano, una luchadora sin tregua

ENTREVISTA Una historia de vida: Vanessa Fornieles, la alegría de la superación