¡Feliz año nuevo!

31 de diciembre del 2015

Sigo con mi trabajo de las emociones. Emociones del pasado que hay que perdonar y con ello, dejarlas atrás. Emociones de encuentros con antiguos/as amigos/as que te traen el amor de las cálidas islas canarias o unos tulipanes color coral que alegran tu mesa y te recuerdan su presencia. Mi whatsaap echa humo lleno de mensajes de cariño, de deseos positivos para este próximo año 2016. Y no quiero empezar a proyectar al futuro sin aprovechar cada instante que estoy disfrutando AHORA.
Hoy tras levantarme un poco más tarde de lo habitual en estos días, me dí el permiso para no correr. Esta noche mi sueño ha sido inquieto y soné proyectando deseos y temores. Soñé que estaba en una fiesta y bailaba y cantaba a pleno pulmón, me sentía genial, desahogada, feliz, sin preocupación de que pensarían los demás, sólo cantaba con todas mis fuerzas y mi cuerpo acompañaba mi son. Por otro lado, mi siguiente sueño tenía que ver con mi proceso y me sentía asustada y angustiada. Me he despertado antes del amanecer y me ha costado mucho desconectar de esa emoción de inseguridad, pero al fin lo conseguí y me dormí plácidamente hasta pasadas las 9.30.
Para estimular al metabolismo y activar un poco el cuerpo, he ido caminando a mi cita diaria con la radioterapia en el clínico. Caminar es mi deporte y me ayuda a bajar ansiedad y sentirme activa. He aprovechado para escuchar música con los cascos mientras paseaba por las calles de barcelona y el efecto mágico de las notas me ha llenado todo el cuerpo. Hay que ver lo especial que es la música, como te puede hacer cambiar de estado con solo unos compases. He sentido unas ganas enormes como en mi sueño, de ponerme a cantar en voz alta. En el transcurso de los 50 minutos que tardo de ir de la zona franca al clínico han pasado canciones que he dedicado a muchos de los que me acompañáis en mi vida. Bailes con las dancing queens que incitan a mover la cadera; noches de locura en la pista de baile con más de una amiga y algún amigo loco que coreografiaba a Chenoa; saltos enérgicos en conciertos de rock; canciones de la sala de fitness mientras caía la gota de sudor; canciones de coche hacia algún lugar; cenas en casa con el maravilloso spotify y canciones a petición. Música, música...El efecto que tiene sobre mí, es un misterio maravilloso que crea un vínculo con experiencias vividas y las que seguiremos compartiendo con hilo musical incluido.
Hoy para entrar en el año nuevo os dejo una canción que puede ir bien para los que salgáis a celebrar la noche vieja y para el resto tener suerte siempre va bien, a mí me da buen rollo y me recuerda días de entreno en buena compañía:



¡FELIZ AÑO NUEVO!

Comentarios

Publicaciones más vistas

ENTREVISTA Una historia de vida: Chus, una gallega con muchas ganas de vivir

ENTREVISTA: Una historia de vida. Susana Lozano, una luchadora sin tregua

ENTREVISTA Una historia de vida: Vanessa Fornieles, la alegría de la superación