Análisis y marcadores: la incertidumbre del proceso

17 DE FEBRERO DEL 2016

Un pensamiento, una emoción, te puede condicionar totalmente, te puede llevar a un  estado de absoluta calma o por lo contrario, te pueden sumergir en el ir y venir de la incertidumbre y la inseguridad. Esta es la dinámica a la que me he ido enfrentando durante todo el proceso de sanación.
 El lunes pasado día 15 de febrero asistí a una de las visitas médicas esperadas, me darían el resultado de una analítica con los marcadores tumorales. Llegué a la consulta tranquila, es extraño pues suelo estar bastante inquieta, pero el lunes, estaba bien. Entramos y estaba la Doctora, de nombre Cecilia y me dio un abrazo. Es una mujer de menos de cuarenta años, amable y sobre todo, abierta a otros planteamientos de salud, eso la hace interesante y ofrece la parte más humana dentro de la medicina. Miramos los resultados y todo salía bien, lo único es que mis defensas siguen bajas (leucocitos y linfocitos) y un marcador el TAG 72, había salido alterado, es decir, si el máximo es 6 salía 6.3. Este hecho, no lo he llevado demasiado bien ya que ha aflorado ese temor absoluto que tengo a que se repita en algún otro sitio. Cecilia nos explicó que son marcadores muy sensibles , que como los demás estaban bien y era algo insignificante, no le íbamos a dar importancia, podría ser por un montón de motivos nada trascendentes. Planificó un montón de pruebas para dentro de unas 10 semanas y realmente será entonces, donde se confirmará mi buen estado de salud. En el fondo eran buenas noticias pues si la doctora pensaba que hasta dentro de ese tiempo no hacía falta que se realizaran más pruebas es porque todo está bien. También nos comentó que ahora era cuando comenzaba el momento más difícil pues los médicos te sueltan de la mano y debes aprender a desconectar, a recuperar tu vida sin estar pensando todo el día en la enfermedad, en ir al hospital, etc.
Imaginamos que cuando llega ese momento harás una fiesta pero lo cierto es que te sientes tan extraña, tan pérdida...Sólo te apetece tranquilidad y lugares donde contemplar la naturaleza. Cargar pilas con verde arbusto o azul del mar.
Al poco tiempo de salir de la visita, dí las buenas nuevas a través del whatsaap a todas las personas que habéis estado pendiente de mí y pensé, que igual que habéis soportado los momentos difíciles, ¿qué mejor que informar de que todo va bien?.  Las respuestas fueron de alegría y felicidad pero yo me sentí totalmente apabullada, desconectada de esa emoción. Aún no estaba preparada para celebrar nada, me sentía desubicada.
Por la tarde hice algo que no se debe hacer, mirar internet para ver cuál marcador es el tal TAG 72 y aún me desconsolé más cuando lees que es el del colón, páncreas, etc. Y te entra un miedo que no puedes controlar y comienzas a dudar de todo. Entras en un laberinto de pensamientos y de emociones que te hacen perder totalmente el sentido común.
El martes por suerte tenía visita con Núria, la psicóloga del clínico que me da soporte y sólo entrar me puse a llorar. Le expliqué como me sentía y me reafirmo la complejidad del momento presente. Me explicó lo normal que es sentir miedo pues es una defensa y sobre todo, que no huyera del mismo, que lo aceptara como parte del proceso y en el caso de los pensamientos, pues eso, que los viera como tales, sin darles la mayor importancia. Me ha recomendado que haga Mindfulness como entreno de la mente y aprender a darle el peso justo a mis pensamientos. Hablamos de la ansiedad que conlleva este momento y de la necesidad de dejar que fluyan todos los sentimientos , que a partir de ahora iré siendo más consciente de la realidad que me ha tocado vivir y con ella, llegará la aceptación y normalización de este proceso vital. Me explicó también que después de un tratamiento tan duro es normal que me dé un bajón y que me sienta vulnerable. Ahora lo importante es descansar, alimentarse bien y recuperar las energías. Me dice que dentro de un mes seguramente me encontraré mucho mejor y poco a poco, iré viendo la luz al final del camino.
Está claro que ha llegado el momento de trabajar más la paciencia y darme ese espacio de recuperación (ya que terminé los tratamientos) intentando evitar la anticipación y si tengo miedo, pues eso, cogerlo de la mano con cariño e intentar llevarlo de la mejor manera. Aún me quedan algunos lloros que hacer, siento que lo necesito, necesito descargar todo el peso que estado sosteniendo durante el tratamiento. En este proceso todo suma y este es el momento de soltar.
Nunca imaginé que en este periodo me sentiría así. Te das cuenta que siempre piensas en futuro y cuando comencé la quimio calculábamos cuando comenzaría a estar bien y hablamos de mi cumpleaños en marzo. Ahora veo que necesito de un espacio largo para recuperarme, tanto a nivel físico como emocional. Te sientes extrañamente agotada y por momentos, con cierta inquietud emocional. Por eso, es vital darse cuenta y vivir segundo a segundo, sin prisas, sin proyecciones, lo que no quita el ir añadiendo ilusiones que endulcen tu alma y distraigan tu mente: un viajecito, reuniones con amigas,  un proyecto...
La tarde del Martes la dediqué a ir a fisioterapia. Gracias a mi querido amigo Aitor, he descubierto una fisoterapeuta experta en suelo pélvico y problemas ginecológicos y estoy super ilusionada, en primer lugar, porque es una excelente profesional que me da esperanzas hacia la solución de algunas patologías resultantes de la operación y tratamiento y en segundo lugar, por la conexión que ha surgido entre ambas, muy sana y positiva. Me gustaría más adelante dedicar un post a este tema pues es clave en la resolución de posibles conflictos post-tratamientos de radio pélvica que pienso pueden ayudar a muchas mujeres que como yo, debemos comenzar a trabajar de manera diferente nuestra sexualidad y nos encontramos con muchas preguntas e inseguridades.





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