Navidad y el inicio de la radioterapia.

25 de diciembre del 2015

Este año es muy especial. En primer lugar, porque yo ya no soy la misma y nunca lo seré. En segundo, por la manera en la que estoy comenzando a relacionarme con los demás, desde el amor y con mucho menos juicio del que me imagina que era capaz de tener.
Como cada año para nochebuena, nos reunimos la familia. Mis hermanos y cuñados, mi padre y Germania (su compañera-pareja de hace años) y como no, mi querido Miquel. Las reuniones navideñas las organizamos, según los turnos de trabajo de mi hermana Rebeca y Miquel. Según si trabajan o no, se hace en una casa o la otra. Ayer nos tocaba en nuestra casa y lo cierto que dada mi situación era mejor para mí. En principio, tenía dudas de si iba a poder aguantar pues desde que salí del hospital el cansancio y el sueño, se apodera de mi bastante temprano. Para colmo, el pasado miércoles pasé muy mala tarde con dolores de barriga que se alargaron hasta la madrugada. Esta semana he comenzado la radioterapia y entre mi dieta rica en fibra (bastante flatulenta), los nervios de iniciar el tratamiento y los efectos acumulados de la quimioterapia, cóctel molotov para mi sistema digestivo que se hizo oír no veas como. Cada vez que me encuentro mal, me desanimo bastante, nunca he sido buena enferma, no soporto el dolor que te obliga a estar postrada en la cama sin poder hacer nada, y el espacio me lo doy, claro, pero es duro que cuando crees que comienzas a estar bien y surge alguna molestia que te recuerda lo que estás pasando.
Ayer jueves me levanté bastante desanimada. Lloré ante el temor de no ser nunca la misma, ante el miedo de los posibles efectos a largo plazo de la radioterapia (linfoedema en la pierna, dolor en las relaciones sexuales, quemaduras, etc.). Ya sé que algunos pensareis que tengo que estar agradecida por estar viva, y lo estoy, y que sólo debo preocuparme del día a día, y disfruto y contemplo cada momento. pero este lado triste y oscuro también existe y no se puede negar. No me gusta el victimismo, intento huir lo máximo que puedo de esa postura pero de vez en cuando, me encuentro cara a cara con la niña asustada que necesita que la abracen y le recuerden que todo va bien. Agradezco al universo que me haya puesto a mi lado a Miquel, fue él el que consiguió calmar mis preocupaciones y organizar el día con toda la calma posible y sin prisas ni autoexigencias.
Por la noche llegó mi familia y como bien dijo mi hermano Raúl, la energía positiva de estar con ellos, me hizo estar muy a gusto y sin esfuerzo aguanté como una campeona hasta casi las 2 de la madrugada, eso sí, por la tarde me dediqué un espacio a dormir y la dieta durante el día fue muy suave, incluida la cena de nochebuena pues mi cuerpo está en momento cero excesos.  Dentro de las diversas conversaciones que surgieron dejando al lado, las discusiones sobre política de los bandos opuestos que hay dentro de la familia (es divertidísimo, hay todo en el escalafón, desde el independentismo catalán de izquierda hasta la pasión españolista voto PP). Quiero destacar la opinión sobre mis escritos de mi padre, y claro que es amor de padre, pero el simple hecho de que se los lea me hace infinítamente feliz. Desde que recuerdo,  he visto a mi padre con un libro. Es un lector aplicado y apasionado. Me dijo que no me dejara influenciar por crear una forma más estandarizada de escribir, que lo bonito de mis escritos es la naturalidad con los que los redacto, desde lo que siento, lo que vivo. Me animó a seguir y hasta me dijo que podría intentar publicar un libro. Y yo desde la modestia, siento que ahí si que hay mucho de amor de padre y "Mi hija es perfecta" pero no quita que recopile y organice todos los escritos que voy haciendo sobre esta experiencia vital y edite un pequeño libro de ayuda para las personas que como yo y mi familia, han pasado y pasan por esto. Ya en una ocasión mi querida amiga Marina y sus ángeles de luz, me anunció que existe esa posibilidad y ¿por qué no?.
Hoy me he despertado con dualidad emocional. Por un lado, me he levantado satisfecha con lo bien que fue ayer la cenita familiar (los adoro) y por otro, sin poder desconectar de mi momento, he vuelto a sentir miedo y tristeza.
Lo que me ha motivado hoy a escribir, ha sido muy bonito y a la vez, duro para mí. Revisando en facebook las felicitaciones de mis contactos, he ido viendo las fotos que algunas personas iban colgando con sus familias, amigos y amores. Al mirar sus caras he visto tal tranquilidad y felicidad que me ha removido un montón. Igual que siempre he sido muy sensible hacia los problemas ajenos, también me llena de satisfacción ver feliz a los demás, me conmueve muchísimo. Hoy al llegar a la foto de cambio de perfil de una antigua conocida me ha venido toda mi realidad como un chorro de agua fría. Estaba sola en la foto con un gorro de papanoel, por el momento nada fuera de lo normal, pero su expresión de plena felicidad me ha llegado al alma. Se la ve tan tranquila, tan plena, que su sonrisa a pasado la pantalla y me ha dado justo al corazón. Eso es lo que más anhelo ahora, esa paz, esa tranquilidad absoluta de que todo va bien, sin preocupaciones, con esa sencillez del momento. Hay veces que lo consigo pero me ha chocado como me ha resonado esa imagen.  Para colmo he recordado que esta amiga había sido madre hacia un par de años y siempre lo muestra con una naturalidad tan bonita...Dentro del positivismo que llevo en los genes, hoy por un momento, he comenzado a restar y me ha venido todo el recorrido que llevo en el cuerpo. Y me ha venido que ya nunca seré madre, que mi sexualidad será muy diferente a la que tenía hasta el momento, que siempre tendré presente que estas cosas pasan de verdad y que me ha tocado a mí. Y de nuevo grandes lágrimas han caído por mis ojos. Viva el llanto liberador. Necesitaba llorar. Demasiadas emociones buenas y en ocasiones miedicas. Hoy me permito estos momentos de bajón, pues toda emoción nos ayuda a crecer. Del mismo modo, esa imagen me ha hecho recordar esos momentos de baile que había compartido con esa bella persona. Momentos tan alegres, tan espontáneos...donde el cuerpo obedecía fácilmente y no existían las barreras. Ahora me doy cuenta de lo importante que es para mi el deporte y la actividad física. He sido una privilegiada durante muchos años donde mi cuerpo rendía con facilidad. Echo de menos sudar mediante el movimiento, mi cuerpo empieza a despertar y me pide dentro de las actuales limitaciones, moverse. Siempre me he sentido fuerte, ágil, capaz. Cuando estaba en el hospital me visualizaba corriendo. Recordaba esos días en los que había subido desde casa a Montjuic, esa sensación de haber conseguido una meta, el resultado en tu cuerpo sudoroso con una sensación a la vez, de calma, de limpieza. Me motiva mucho sentir esa fuerza física cuando corres a gusto, cuando tu cuerpo funciona a la perfección. Se que un día lo conseguiré, sólo es cuestión de fe y en mi caso de paciencia, que es algo que en mi familia brilla por su ausencia pero en ello estoy, trabajando estoy.
Fíjate todo lo que sale desde el intento de felicitar las navidades. Son fechas que mueven pues dentro de la obligada felicidad que parece imponer, todos anhelamos precisamente eso, ser felices cada cual desde su realidad y necesidades. Si le quitamos todas las exigencias y fantasías que rodean a este concepto, ser feliz es más fácil de lo que nos creemos, pues la felicidad, está dentro de cada uno de nosotros, sólo hay que aprender a encontrarla y ahí está, el verdadero trabajo.

¡FELIZ NAVIDAD!


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