Las navidades nos acercan. Relaciones.

22 de diciembre del 2015

Desde hace un tiempo me ido conciliando, retomando relaciones anteriores que ya sea por algún desencuentro o por el simple hecho de seguir rumbos diferentes nos habíamos distanciado mucho, tanto, que no sabíamos nada la una/o de la otra/a.
El primer acercamiento fue con el hermano de mi padre y su mujer. Los motivos fueron puramente prácticos pues hace unos 3 años era primordial el gestionar la situación de mi difunta abuela. Lo cierto que mediante los trámites que nos obligaron a tener que vernos y charlar de diversas cosas, fui descubriendo un buen hombre y puede entender su propia ausencia en mi vida. Su mujer, mi tía, es resolutiva y con una alegría a la vida divertida. Ahora cuando pienso en ellos lo hago en paz, sin el rencor o enfado que hasta hace pocos años me dominaban. Es un alivio y una alegría el saber que pertenezco a una familia que aunque no tenemos la costumbre de vernos a menudo, puedo contar con ellos.
El siguiente encuentro ha sido con mi amiga Ángela. La conocí a los 20 años en un centro cívico donde preparaban para unas pruebas de madurez (FP1). Para mí supuso el conocer a una persona con la que coincidía mucho a nivel musical, gustos y aficiones pero también desde un plano emocional. Fue la persona que me presentó a Joan, la primera pareja con la que conviví y compartí seis años de mi vida. Pasábamos sábados noches enteras bailando en una discoteca del centro de barcelona llamada Panam's donde pinchaban la mejor música indipop. Nos lo pasábamos genial. Pasados unos años y debido a un aumento de competitividad entre ambas por tonterías, comenzaron a surgir malos rollos y nos fuimos distanciando. Estaba claro que debía pasar un tiempo importante, más de 14 años para poder retomar la relación desde el amor, la comprensión fuera de inseguridades y desconfianzas. "Causalmente", durante este año 2015, nos hemos ido encontrando siempre en la misma calle, siempre en la misma esquina. Las dos primeras veces nos saludamos y por mi parte sentí que no pasaba nada, que el antiguo enfado no existía. Pude ver en su mirada cierta alegría al vernos. La tercera vez, nos reímos y nos paramos a hablar y las letras fluían con ganas de más, así que decidimos quedar para tomar algo y poder explicarnos que había pasado en nuestras vidas en esos años y lo más importante, comentar sin juicio alguno por qué nos habíamos alejado. Ahora aunque no nos vemos demasiado a menudo, dentro de mí siento que Ángela está presente y puedo intuir todo su cariño, con lo cual, ya tengo suficiente.
La siguiente conciliación, super encuentro, maravilla de la vida y las "causalidades", ha sido con mi amiga Araceli. Era alumna mía mientras trabajaba en el DIR como monitora de actividades dirigidas en el centro de gracia de los 24 a los 27 años . Con su alegría, su sabiduría y rebeldía feminista-social me conquistó y se convirtió en una luz del faro de mi vida. Era como mi hermana mayor. Estimulaba mis inquietudes desde una visión abierta, me hacía buscar dentro de mí para conocer que quería ser, hacia donde ir. El amor surgió como las olas del mar con fuerza y pasión, y precisamente, esa misma fuerza y pasión se giró ante un desencuentro en el que ambas creíamos tener razón. A mis 33 años dejamos de vernos, de hablarnos de forma traumática. Pero la vida, el destino, el madurar, el repasar tu vida, no se sabe bien el qué, te devuelve la oportunidad de perdonar y ser perdonada. Gracias a un mensaje del facebook comenzamos a comunicarnos nuevamente. Ambas gestionando una realidad dura que te ayuda a dejar los sentimientos inútiles aun lado y desde ese nuevo estado, disfrutar de todo los bueno que te queda. Y así nos vimos, sin rencor, sin máscaras recriminatorias y sí, con todo el cariño que un día cultivamos. Ahora con más experiencias vividas y como diría un amigo mío sin tener "el coño para ruidos", lo que significa, dejemos de perder el tiempo con estupideces y vayamos al grano, hemos retomado nuestra amistad y me hace muy feliz saber que puedo contar con mi amiga.
Pues los encuentros de paces no acaban aquí. El día de mi santo, 8 de diciembre, recibí un mensaje de una de las hermanas de mi madre. En un principio me aturrulló bastante, pues siempre que pienso en las hermanas de mi madre me vienen un montón de recuerdos a la cabeza y lo cierto es que no muy buenos. Estuvimos al teléfono largo rato, con conversaciones triviales pues no sabía muy bien que decirle. Terminé con los teléfonos de mis primos y de dos de sus hermanas. Al colgar me sentí removida, no veía más que los recuerdos y el enfado infantil. Pero según iban pasando las horas, decidí que no podía negar de donde procedía y no podía cerrar mi puerta a algo que siempre he anhelado, el formar parte de mi familia. Si mi tía se había acercado con buenas intenciones, tenía que verlo como una oportunidad. Así que les mandé un mensaje donde liberaba mis agobios pasados. Sin esperar que me entendieran, sin buscar nada a cambio, sin criticarlas. Sólo me contestó mi tía Loli, la que misma que había contactado conmigo. Está claro que ella está preparada para poder comenzar una relación desde el querer y la alegría o por lo menos desde la generación de recuerdos más positivos. Le doy las gracias por abrirme la oportunidad de hacer las paces con mi pasado.
Ayer tuve el último encuentro estupendo. Recibí desde el chat de facebook un mensaje de mi antigua amiga Carmen. Fuimos amigas desde mis quince años y dejamos de vernos completamente aproximadamente a los 25 o así. Eramos amigas de juergas, sobretodo durante el periodo de mili de su novio, salíamos cada fin de semana e íbamos a la discoteca "Vaya, Vaya". Compartíamos unas risas de juventud y disfrutábamos de una amistad divertida y sana. El motivo de por qué nos distanciamos para mí está claro. Carmen comenzó a vivir con su novio y se convirtió en una ama de casa espléndida. Yo comencé a ir con gente diferente, me apunté a un gimnasio y comenzó mi pasión por el deporte. Nuestros estilos de vida se distanciaron primero, cada una con su discurso y sus inquietudes tan distantes que al vernos, no había nada en común. Sólo nuestro cariño, pero por lo visto no fue lo suficientemente fuerte para mantenernos en contacto. La última vez que la vi fue para el nacimiento de su hija, ahora hace 16 años. Tenía ganas de retomar nuestra amistad y recordarle lo mucho que la quería con un acto. Me presenté en la cruz roja con una rosa azul, no quería una roja, vi esa diferente y brillante y me lancé. Al verme entrar en la habitación se le cambió la cara. Su expresión de sorpresa me delató claramente que no me esperaba. Estaba acompañada con la que en ese momento era su amiga. Ella y su pareja hacia un tiempo habían empezado a salir con otra pareja con la que se llevaban genial y ya tenía una nueva confidente con la que compartir su día a día. La lluvia de realidad me provocó unas enormes ganas de llorar y fue en ese momento donde decidí retirarme y cerrar esa etapa tan chula que había tenido la suerte de vivir en compañía de mi "miga" Carmen (así le decía en broma). Pues parece que hace falta un tiempo para que las cosas se puedan retomar. Ayer sentí una enorme emoción al hablar con ella. Compartimos unas fotos y hemos quedado en vernos. La sentí muy cercana y muy bien. Ahí queda la puerta abierta de un encuentro emocionante y tierno.
Para finalizar, "causalmente" mientras escribía, me ha mandado un mensaje un viejo amigo desaparecido. La única diferencia con el resto es que cuando salí del hospital hablé con él por teléfono, le conté lo que me había pasado y me dijo que me vendría a ver y no he sabido nada más, su presencia ha sido como el silencio del desierto con sus bolas de paja paseando de un lado al otro. Tiendo a ser bastante comprensiva y entiendo que todo el mundo tiene su vida, sus problemas pero si alguien está en tu corazón se lo haces saber, sobre todo en estos momentos donde el cariño es fundamental. Ya nos habíamos distanciado en otra ocasión. Estuve dolida pensando si nuestra amistad había sido algo pasajero pero contrariamente, yo sentía que no, así que accedí y le mandé un mail recordando nuestro cariño y diciéndole que lo extrañaba. Pasados 3 años comenzamos a vernos de nuevo y aunque estuve a gusto tuve la sensación de que nuestra relación no era del todo equilibrada. Tuve la sensación que quedar me suponía el alimentar su ego hablando de sus cosas, experiencias y demás 3/4 y lo que quedaba, un poco de las mías. Se que el muchacho escucha más de lo que parece pero igual necesito algo más que parecer. Aún tengo dudas de que es lo que necesito de nuestra relación y si lo que un día se rompió aún no lo he podido recuperar o si lo haré alguna vez. Claramente, no sé muy bien que espero. Lo que si que sé es que lo sigo estimando y mi intuición me dice que merece la pena pero mis necesidades tienen sus contradicciones.
El mensaje recibido después de meses de ausencia era para felicitarnos el solsticio de invierno y me ha entrado una "risa rabia" desde mi propio ego que esperaba que le preguntaran como estaba y alguna muestra de cariño. Desde el orgullo no quería contestar y quería hacerle el vacío que yo había sentido. Pero lo cierto es que necesitaba decirle como me sentía, me pesaba demasiado en el pecho. En todo este mi proceso, extrañamente, lo he extrañado y que no estuviera me ha dolido, me ha decepcionado o hasta me ha mostrado donde queda nuestra amistad. Estoy convencida de que este pequeño conflicto servirá para poner las cosas en su sitio, y lo que tenga que ser, será.
Estoy aprendiendo a posicionarme y mostrar mis necesidades (a pedir) y sentimientos ante los que considero mis amigos, siendo consciente de que ellos también eligen donde quieren estar dentro de mi vida. En estos momentos, necesito cierta proactividad y dejar el ser yo la que siempre facilita los encuentros, se preocupa sobre lo que pensarán ante ciertas críticas y la que cede ante las necesidades de los demás por no ofender.

Vivo momentos extraños, con encuentros increíbles y afortunados y acercamientos por gestionar, pero todos ellos, apasionantes y maravillosos.




Comentarios

  1. Sigo leyendo tú blog...y sigo pensando que sois muyyy valientes!.
    Bien por el papá y darte ánimos para que escribas.Qué un padre te lea...y hable bien de lo que lee..es un honor no??. No todo puede ser malo...
    sigo!!

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